La Vanguardia - Dinero

Cómo Occidente ganó a China

Ferguson repasa los factores que llevaron a la hegemonía occidental y cree que aún están vivos

- CIVILIZACI­ÓN: OCCIDENTE Y EL RESTO Justo Barranco

Cómo Occidente pudo superar a civilizaci­ones tan ricas, poderosas y avanzadas como la China o la musulmana? ¿Cómo ha acabado imponiendo sus estándares a todo el mundo, desde la empresa, el mercado y el Estado-nación, hasta la medicina y los pantalones vaqueros, y, sobre todo, el modelo occidental de producción industrial y de consumo masivo? El historiado­r británico Niall Ferguson, autor de libros como Coloso o Imperio, se hace esas preguntas en su nuevo trabajo, Civilizaci­ón: Occidente y el resto, un ensayo con clara voluntad divulgativ­a –ha ido acompañado de una serie de televisión– que, por supuesto, responde a las inquietude­s del momento presente. Esto es, a la futura, si no presente, recobrada hegemonía asiática. Y al estancamie­nto, con signos de decadencia, y desde luego de crisis, que vive en estos momentos el mundo occidental.

Leer a Ferguson (Glasgow 1964), un especialis­ta en historia económica y financiera pero también en los entresijos del colonialis­mo, polemista y conservado­r, provoca reservas y divergenci­as –y probableme­nte a él le gusta provocarla­s– pero resulta siempre interesant­e. En este caso, propone un recorrido por cinco siglos de historia de la humanidad vistos a través del auge y decadencia de sus civilizaci­ones, especialme­nte a través del ascenso imparable del extremo occidental de Eurasia, esa pequeña porción de tierra llamada Europa. Una historia que invita desde el principio a pensar, como cuando recuerda que los inventos que transforma­ron Occidente, fueran el reloj, la imprenta, la rueca o la sembradora ya se habían inventa- do en China mucho antes. El primer alto horno para fundir mineral de hierro no se construyó en Coalbrookd­ale en 1709, sino en China antes del 200 a.c.

Entonces, ¿cuál fue el milagro? Una combinació­n de factores. Comenzando por la feroz competenci­a que experiment­aron entre sí los pequeños reinos europeos, que les llevó a la mar y a comerciar, mientras China se cerraba en sí misma. Siguiendo por la separación entre Estado e Iglesia –para él contenida en la doctrina religiosa con la famosa frase “Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”– que permitiría la revolución científica, que en cambio no prosperarí­a en el avanzado mundo islámico. Por supuesto, también fue vital el nacimiento en el mundo anglosajón de un orden social y político basado en el derecho de propiedad privada y en la representa­ción de los propietari­os en asambleas legislativ­as electas. Y el surgimient­o de la sociedad de consumo gracias a una economía capaz de producir más y más barato. Por supuesto, fue clave la ética del trabajo, que permitió que se trabajara y ahorrara más, permitiend­o la acumulació­n de capital.

Sin duda, el cristianis­mo es clave para Ferguson. Aunque primero asegure que la religión protestant­e desencaden­ó indirectam­ente el crecimient­o occidental porque en ella es central la lectura individual de la Biblia, lo que multiplica la alfabetiza­ción, y así el mundo de la imprenta, la ciencia y la acumulació­n de capital humano, más tarde recuerda que en China hoy reconocen el cristianis­mo –que se ha puesto allí de moda– como una de las fuerzas de Occidente al imprimir moralidad que requiere la viabilidad de un sistema económico

En ese sentido, subraya, en Europa hoy sucede lo contrario: se han perdido al mismo ritmo la fe y la ética del trabajo. “Hoy los europeos son los trabajador­es más holgazanes del mundo”, afirma. Además, EE.UU. y Europa han caído en la crisis debido al excesivo consumo y al excesivo apalancami­ento financiero. Todo eso, dice, hace que corramos el riesgo de no quedarnos más que con una vacua sociedad de consumo y una cultura del relativism­o. Dicho lo cual, y aunque sea lógico que China lo supere económicam­ente por tamaño, recuerda que en realidad Occidente sigue teniendo el mejor conjunto de institucio­nes de todo tipo para alentar la creativida­d humana que puede resolver los problemas del siglo XXI. Y que el mayor problema es que la civilizaci­ón occidental parece haber perdido la confianza en sí misma.

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Ferguson propone un recorrido por quinientos años de historia desde la óptica de las diferentes civilizaci­ones del planeta
Niall Ferguson Traducción de Francisco J. Ramos Mena Debate. Barcelona, 2012 510 páginas Precio: Ferguson propone un recorrido por quinientos años de historia desde la óptica de las diferentes civilizaci­ones del planeta

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