Movimientos de concentración
Sólo un puñado de compañías europeas pueden competir de igual a igual en el mercado global
Días atrás, el intento de fusión entre dos empresas especializadas en software para el sector financiero, la británica Misys y la suiza Tememos, se cerró con la victoria de un tercero, el fondo de inversión Vista. Quizá sea sólo un paso intermedio para otra jugada, pero la tendencia está bastante clara, a juicio de los analistas: concentración y especialización son las dos reglas que van a definir los próximos movimientos en la industria europea del software.
Bo Lykkegaard, de la consultora IDC, es de la opinión que las compañías europeas de software son fuertes en las aplicaciones horizontales (ERP, CRM y SCM, en concreto), no así en las verticales, destinadas a ramas sectoriales. Cuando se trata del software de infraestructura y del llamado middleware (capa intermedia que se sitúa entre los sistemas operativos y las aplicaciones) muy pocas pueden competir fuera de sus países –e incluso dentro– con los gigantes de Estados Unidos.
Dos casos recientes avalan la opinión de Lykkegaard: en el 2011, HP pagó 10.000 millones de dólares (7.600 millones de euros según el cambio actual) por la británica Autonomy, que ha integrado como pieza maestra de su estrategia. Y hace sólo un par de meses, la alemana SAP –primera de Europa y cuarta del ranking mundial– compró Successfactors por 3.400 millones de dólares (2.600 millones de euros), especializada en software para la gestión de recursos humanos.
Un informe de Goldman Sachs pronostica para este año unas cuantas transacciones así. Por un lado, las grandes compañías norteamericanas acumulan tesorería fuera del país, y el coste fiscal de repatriarla hace que resulte atractivo comprar empresas europeas. Por otro, el informe avisa de que “a medio plazo, las empresas europeas del sector sufrirán un problema estructural, por su dependencia de las compras públicas, que representan más del 30% de sus ventas, con tendencia al recorte presupuestario”. Su conclusión: la cuota de los competidores de EE.UU. sólo puede aumentar.
Estas consideraciones flotaban en el aire cuando Dinero entrevistó a Karl-heinz Streibich, Se nos reconoce como la compañía número uno en Business Process Management; en términos sencillos, ayudamos a las empresas a digitalizarse. La digitalización no es algo que uno pueda elegir o desechar: hace que las empresas sean más competitivas y las administraciones públicas más eficientes. Integramos todos los datos y las aplicaciones del proceso de negocio, de manera que sean más eficientes y competitivas. Los servicios cloud son una forma de compartir la lógica de los negocios, una forma. En la industria del entretenimiento tenemos teatro, cine, televisión... y vemos que el cine no mató al teatro y la televisión no mató al cine. En la práctica, ayudamos a las empresas a prepararse para la nube. Porque China es un país enorme, ante todo. En segundo lugar, tenemos que adaptar nuestro software al idioma local, a prácticas empresariales diferentes... Y esto es algo que lleva tiempo. Y, además..., digamos que los chinos no tienen la misma concepción que nosotros sobre la propiedad intelectual. presidente ejecutivo de Software AG, segunda empresa del sector en Alemania y cuarta en Europa, pero que es adelantada por otras cuarenta empresas en el ranking mundial. La estrategia seguida por Streibich es sistemática: desde el 2007 ha invertido más de 1.200 millones de euros en comprar y digerir tres empresas –Webmethods, IDS Scheer y Terracotta– gracias a las cuales ha doblado sus ingresos y beneficios. Su catálogo se ha ensanchado, y este mes en la feria Cebit ha presentado una solución analítica que promete acelerar la capacidad de respuesta de sus clientes a los eventos del negocio, a una velocidad que es más propia
Concentración y especialización son las dos reglas que van a definir el futuro de la industria del software
de internet que del software.
El problema de Software AG es que su crecimiento se detuvo en el 2011, año en que facturó lo mismo que el anterior: 1.100 millones de euros, por la inesperada debilidad de su filial en Estados Unidos. La consiguiente caída en bolsa ha rebajado el precio de una eventual oferta de compra, pero muy alta tendría que ser esta para que fuera escuchada por la fundación alemana que controla su capital. Sólo su compatriota SAP o alguna transatlántica podrían permitírselo. Streibich no habla de ello en la entrevista, prefiriendo ensalzar una fórmula que aplica Software AG: junto con universidades y centros de investigación, promueve uno de los varios clústeres de desarrollo de software de su país.
“La industria del software es nuestra ingeniería mecánica del siglo XXI”, dijo. Actualmente, unas 670.000 personas trabajan en casi 11.000 empresas, y se espera que hacia el 2030 la primera cifra roce el millón. Una quinta parte de esos empleos se originan en pequeñas compañías que se articulan en polos regionales, en torno a ciudades como Darmstadt (sede de Software AG), Walldorf (donde SAP tiene su cuartel general), Karlsrube, Kaiserslautern y Saarbrucken. Aun así, comparativamente, la industria alemana le parece demasiado pequeña: “Necesitamos agrupar fuerzas para sobrevivir en la competición global”.