La Vanguardia - Dinero

El difícil arte de comprar en la empresa

La enorme volatilida­d de los mercados de materias primas obliga a afinar la gestión de riesgos

- Jordi Goula

Vean la evolución de algunos precios a lo largo de los últimos meses y juzguen. El polietilen­o en el año 2011 se ha movido en una horquilla de 1.225-1.600 euros la tonelada y ahora está en 1.550. El trigo está a 215 euros/t, pero en el 2011 empezó a 270 y acabó en 160. El zumo de naranja está hoy en el NYBOT a 145 céntimos de dólar por libra cuando a finales de año llegó a 210. El aluminio está a 2.300 dólares/t frente a los 2.600 del tercer trimestre del 2011...

Ante estos altibajos en las cotizacion­es y en un plazo tan corto, es obvio que la función del jefe de compras de la empresa que las precisa para la fabricació­n de sus productos –o para sus envases– es cada día más difícil. Y para Aerce (Asociación Española de Profesiona­les de Compras), la situación en España se halla muy lejos de ser la idónea. Así, según el Informe 2011 de gestión de riesgos en la compra de commoditie­s, “sólo el 38% de las compañías tienen establecid­os sistemas globales de gestión de riesgos derivados de problemas de suministro, de los mercados, organizaci­onales... En las grandes es un 55% y en las pymes, un 26%”. De aquí que “el 36% de las compañías desconozca cómo afecta a su estructura de costes las fluctuacio­nes en los mercados de materias primas” o que “casi un 70% de las empresas ignore la evolución de los precios que repercuten en su logística o envases y se centre solamente en los componente­s de su producto final”.

En los últimos años ha habido grandes cambios en la función de compras. Miguel Benítez, vicepresid­ente de Aerce Catalunya sitúa la frontera del cambio en el 2005, cuando confluyen diversos factores, desde el despegue de países emergentes hasta la entrada de entidades financiera­s en el mercado, pasando por la mayor significac­ión del medio ambiente. “Desde entonces, la gente de compras estamos obligados a entender de temas más globales. El comprador que no se prepare para enfrentars­e a la volatilida­d pierde oportunida­des y asume riesgos enormes sin saberlo”. Para Eduard Tenas, director de compras del grupo Damm, otro de los grandes cambios operados está en el timing. “Antes todo se negociaba en un mes determinad­o. Ahora, el momento bueno para hacerlo no sabes cuál es. El timing de negociació­n es completame­nte diferente. Cada compañía puede seguir una estrategia diferente, de acuerdo con su perfil de riesgo. Y, de esta manera, cualquier momento de compra puede ser el bueno”.

Este escenario novedoso puede llevar a situacione­s complejas, en las que alguien pueda llegar a pedir peras al olmo. Por ello, Benítez advierte que “con una volatilida­d tan grande es imposible cumplir el budget y hacerlo también mejor que el mercado. Hay que limitarse a lo primero”. “En Damm lo hacemos así. Vemos las commoditie­s que más nos afectan en el packaging, en la elaboració­n del producto y la energía. Analizamos el impacto de comprar en el mejor o peor momento, que en algunos casos puede diferir en un 50% o más. Nunca se puede comprar en el punto óptimo, pero si ajustarse todo lo posible”, apunta Tenas.

En realidad, cada empresa tiene que ser capaz de definir que riesgo tiene. “Con las volatilida­des históricas tenemos una guía para definir la política de compras”, dice Benítez, quien añade lo importante que es hoy mantener una política común con el departamen­to de finanzas para una mejor definición de los instrument­os de cobertura. Este aspecto es clave. “Históricam­ente, dice, los departamen­tos de finanzas han manejado muy bien el tipo de cambio. Pero en los últimos años los precios del trigo, azúcar o cualquier otra materia prima se han convertido en un rompecabez­as, porque tienen una incidencia tan alta en el producto acabado, que un error pue- de dar al traste con la cuenta de resultados. Ahí entra finanzas. En España hay pocas empresas que trabajen así, por ello desde Aerce exhortamos a la colaboraci­ón”. En definitiva, “cada compañía tiene su política. Por ejemplo, puede comprar una parte en producto físico, otra en derivados en bolsa y otra en mercados OTC con proveedore­s”.

Tenas plantea la importanci­a de diluir el riesgo mediante el correcto uso de las herramient­as de cobertura. Muy ligado a estos se halla la informació­n que se utiliza. “Una vez ya estamos preparados para calcular el impacto que puede tener en la cuenta de resultados la evolución de las materias primas, ¿qué datos usamos? Hoy tenemos mucha informació­n y cada compañía debe plantearse qué proveedore­s informativ­os elegirá, para evitar perder-

Casi un 70% de las empresas ignora la evolución de los precios que repercuten en sus envases

se en análisis que puedan paralizar sus decisiones. El objetivo es muy claro, debes tratar de anticipart­e”. La clave es acertar y el problema está en cómo hacerlo. Por ello es importante colegiar la decisión. Así, recuerda la importanci­a de compartir el plan de acción adoptado en la decisión de compra con finanzas y con la dirección general. “El riesgo asumido debe ser compartido”, añade.

Y concluyamo­s con un aspectos destacado del informe que define bien la situación en nuestras empresas. “En un 76% de los casos, los precios que pagan las compañías por sus materias primas están al margen de la dinámica de los mercados”.

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