Un joven talento
Diaz Alamá es muy joven, pero tiene personalidad. Sobre todo, en la limpia facultad de crear ambientes. Inventa una atmósfera bermellón, con infinitos tonos, sitúa en el centro su personaje y sale indemne de la osadía. En uno de sus ácidos aforismos, escribió Karl Kraus: “El talento es un joven a quien se acaba de despertar. La personalidad, por el contrario, duerme durante largo tiempo, despierta por sí misma y a partir de ese instante se desarrolla mejor”.
Para ser más exactos, esta obra deslumbrante, en un creador de su edad, aúna talento y personalidad. Dibuja con solvencia, solercia, con alas en las manos y el carbón o el grafito. Sus academias están fuera del tiempo, ¿son de un chico de 26 años o de un maestro antiguo? A veces, el tema se le escurre, pero nunca la técnica; es decir, el talento le lleva adónde la personalidad no quiere, pero esta acaba corrigiendo el impulso, matizando.
Óleos sobre lienzo y telas encoladas a tabla, dibujos, obras de los tres últimos años, pero so- bre todo recientes, hasta el 19 de mayo. Conjunto espléndido que pone de manifiesto una orientada personalidad, que se desarrollará para dejarnos momentos sublimes de pintura. Precios, entre 900 y 9.000 euros, con mayoría de obras en torno a 3.000.
Jordi Díaz-alamá (Granollers, 1986) se forma en la Universitat de Barcelona y amplia estudios en Florencia, descubriendo las técnicas del XVII. Ha ejercido la docencia, pero ya se dedica sólo a pintar, con unos resultados encomiables, quien vea su autorretrato, Adriana y Cristina, no podrá librarse de la magia que derrocha su pincel. Ha participado en varios concursos, como el BP Portrait Award de Londres y es premio de la Fundació de les Arts i els Artistes del 2011.