Dos grandes ‘bancos malos’ y niebla espesa
Berlín ha obviado el debate sobre la contribución de la banca nacional al estallido especulativo
La primera vez que se habló de crear un banco malo en Alemania fue en febrero del 2003. La banca invertía gran parte de los enormes superávits exportadores del país en especulación inmobiliaria y contribuía a hinchar la burbuja global. Hubo una reunión confidencial del Gobierno con la banca en la que se consideró la cifra de 300.000 millones de euros en activos tóxicos y se debatió la posibili- dad de una crisis, así como de la creación de un depósito de basura financiera. La cosa quedó ahí.
Cuatro años después, el estallido pilló de pleno a la banca alemana. En varias ciudades de Estados Unidos, el Deutsche Bank es hoy propietario de más del 10% de las casas vacías. El negocio americano que arruinó al banco Hypo Real Estate persigue al Deutsche Bank con varios pleitos por estafa y en España la banca alemana tiene expuestos 144.000 millones de euros. El discurso populista alemán sobre la eurocrisis, que ignora su interrelación y carga las tintas sobre naciones buenas y malas, ha permitido obviar el debate sobre la central contribución de la banca nacional al estallido especulativo y su coste para el ciudadano.
El primer movimiento que Alemania hizo tras el estallido de la
El Gobierno y la banca calcularon en el 2003 que los activos tóxicos de la banca ascendían a 300.000 millones
crisis fue aprobar, en octubre del 2008, una ley de estabilización del mercado financiero. La ley permitió que el Estado organizara un paquete de ayuda a la ban- ca de 480.000 millones, sin consulta ni control parlamentario. Cuando algunos diputados preguntaron en qué condiciones y en qué cantidades se daba dinero, la respuesta fue “secreto corporativo”. Esa espesa niebla se mantiene hasta hoy.
El Hypo Real Estate (HRE), la institución más afectada por la especulación alemana en Estados Unidos, fue rescatada por el Gobierno el 29 de septiembre del 2008. El rescate costó más caro al contribuyente que la reforma Hartz IV, el gran recorte social del 2003 que desató una polémica de años que aún continúa. Sin embargo, no hubo debate. Un portavoz explicó que la medida impediría “males mayores” porque “una quiebra habría salido mucho más cara”.
No se explicó cómo se iban a separar los malos créditos de la entidad, ni quienes eran los responsables de la gestión. La canciller Angela Merkel invitó a los directores de los principales medios a una sesión de información confidencial en otoño del 2008. Los medios de comunicación no han hecho muchas preguntas y han esquivado las principales.
A principios de enero del 2009, el Estado se hizo con el 25% de Commerzbank, el segundo banco de Alemania, a cambio de una ayuda de 10.000 millones y con el 3% de Deutsche Bank,