Señores EAFI: ante todo, se les exige transparencia
La Comisión Nacional del Mercado de Valores procura que las Empresas de Asesoramiento Financiero velen por los intereses del cliente inversor
Mientras atendía a la mujer, una joven madre de familia, el comercial de la oficina bancaria interpretó la oportunidad del día. Entendió que la dama no era una consumada especialista en materia financiera –¿y quién lo es?– y le propuso la contratación de un depósito:
–Usted coloca este cheque de 20.000 euros en esta cuenta depósito durante un mes, y así no le cobramos comisión alguna por el cheque, recibe una rentabilidad de un 2% y además puede sacar el efectivo tan pronto como lo desee. –¿Seguro...? –preguntó ella. –Seguro –respondió el comercial, sin levantar la vista de la pantalla.
Al día siguiente, nuestra madre de familia fue a retirar cien euros en un cajero automático, pero cuál fue su sorpresa: ¡los 20.000 euros habían volado de la cuenta!
Alarmada, acudió a su entidad. Y allí le sorprendieron de nuevo: el dinero había ido a un depósito. Y eso tiene su contrapunto, porque implicaba que, durante un mes, la dama no iba a poder hacerlo líquido.
Apremiado y abroncado por la dama, el comercial volvió a bajar la vista, ahora también encogiéndose de hombros. Tras el calentón, la mujer se fue enfurruñada. ¿Qué podía hacer? Nada. Esperar a que venciera el mes. Tal y como están las cosas, así las gastan en determinadas entidades financieras.
Hoy por hoy, semejante abuso es inviable en el ámbito de las Empresas de Asesoramiento Financiero Independiente (las EAFI, según sus siglas: “En nuestro ámbito, la conducta, la ética, la objetividad y la independencia deben ser nuestra filosofía”, dice Víctor Alvargonzález, consejero delegado de Profim, firma líder en el sector.
Lo cierto es que, desde hace tres años, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) supervisa la actividad de cualquier EAFI, una suerte de sastre financiero. Lo hace mediante las normas de conducta de los mercados de valores, la trasposición de una directiva Mifid (Mercados de Instrumentos Financieros) reescrita en el 2008 en España y diseñada para salvaguardar el interés del inversor y revisar la actividad del profesional asesor. A grandes rasgos, sus principios están claros. Al agente se le exige transparencia, independencia, conocimiento de un producto, profesionalidad...
“Son normas imprescindibles –admite una fuente de la CNMV–. Quien no las sigue no puede ser
“España se encuentra muy bancarizada; nuestra figura aún es poco conocida”, admite un asesor
EAFI. En todo este tiempo, hemos recibido centenares de peticiones: son muchos los agentes que pretenden regularizar su actividad asesora en España. Sin embargo, hasta ahora, sólo hemos aceptado el registro de 93 EAFI”.
“Se trata de que el cliente esté completamente asesorado sobre cualquier producto, a diferencia de lo que ocurría en otros casos, como en las tristemente célebres participaciones preferentes o en los swaps de algunas entidades –dice Carlos Orduña, presidente del consejo general de Colegios de Economistas–. El agente debe asesorar al cliente sobre el producto y sobre el riesgo que corre al suscribirlo, algo que el comercial bancario no suele ser capaz de hacer”.
“El agente asesor debe estudiar al cliente. Averiguar si conoce o no el mercado, si necesitará el dinero en el futuro, si duerme o no cuando baja la bolsa... Lo hace a través de un test de idoneidad, un cuestionario estandarizado que ambos, asesor y cliente, rellenarán juntos. Esa será la base sobre la que ambos trabajarán”, dice Jaume Santaeularia, socio director de Summa Patrimonia.
El código, una guía incorruptible, se ha ido modulando, configurándose conforme variaban las circunstancias: cada día hay más EAFI, de manera que la CNMV está obligada a intensificar su vigilancia. “Me alegra ver cómo en España y en la Unión Europea se avanza, al acercarse el código EAFI al código ético de las CFA (las Chartered Financial Analysts, entidades asesoras que se rigen bajo las prácticas más rigurosas del mercado)”, dice John Siska, agente CFA.