Oda al difícil color amarillo
Hasta el 15 de septiembre, la sede madrileña de la galería Joan Gaspar presenta la exposición colectiva ¿ Quién tiene miedo al amarillo?, en la que se muestran obras de Arranz-Bravo, Bartolozzi, Calder, Pep Canyelles, Dalí, Jean-Baptiste Huynh, Ibarz, Jubany, Léger, Bengt Lindström, Miró, Gaston-Louis Roux, Tàpies, Togores y Viladecans.
Con esta exposición finaliza su ciclo temático dedicado a los tres colores primarios, que ha permitido el redescubrimiento de diferentes artistas bajo el revelador prisma cromático.
Cada tonalidad conlleva una dimensión estética, simbólica y emotiva, pero de los tres colores primarios, el amarillo es probablemente el más complejo y ambivalente. Entre un amarillo evocador de conceptos como la calidez, la luminosidad, la energía o la riqueza y un amarillo estridente, vertiginoso, existe un umbral sutil e irrevocable.
Por eso no es de extrañar que escasos hayan sido los pintores que se han atrevido a ofrecerle un papel protagonista en sus creaciones.
De Gaston-Louis Roux hay unas rotundas composiciones en las que las formas están estructuradas por planos; acuarelas, aguatintas y litografías de Miró entre las que destaca una oda que el propio artista se dedica; otros grabados de Tápies, Léger y Calder, unas pinturas surreales de Viladecans y una cerámica de Anna Jonson, titulada Peligrosamente juntas, en la que una sugerente muchacha cabalga encima de un libro en un viaje hacia la imaginación. El amarillo, que es tan gafe para algunos supersticiosos y rechazado en el mundo del teatro, sale airoso en esta espléndida entrega de arte.