Una de las últimas joyas del Maresme
Can Berenguer, originaria del siglo XV, atesora una notable historia muy ligada a la población de Sant Andreu de Llavaneres, término en el que se halla ubicada
Sorprende de entrada lo oculta a las miradas en que se halla Can Berenguer, pese a su considerable extensión de terreno y metros cuadrados construidos. Contribuye a ello su ubicación en la hendidura de un valle y a la tupida vegetación que rodea la finca. Pero esta voluntad de pasar desapercibida ya arranca en el siglo XV y fue motivada por las razias de piratas y corsarios que sufría Sant Andreu de Llavaneres y otras poblaciones del Maresme. Las masías estaban lo máximo posible alejadas del mar, se fortificaban para resistir los ataques y contaban con un to- rreón, empleado ya sea como lugar de avistamiento o como último reducto en el que refugiarse.
De ahí que Can Berenguer o Can Serra, por el apellido de las dos familias que la habitaron durante siglos, está estrechamente ligada a la historia de Sant An- dreu de Llavaneres, tal como revela el documentado libro Història de Can Berenguer, escrito por Rafael Manzano y Tomàs Hernández, fundamentado en documentos parroquiales, notariales y, en los últimos lustros, por testimonios orales.
Lluís Bonet i Garí, autor de Les masies del Maresme, sitúa en el siglo XV la existencia del cuerpo principal de la masía. Lo fundamenta en el portal de entrada coronado por un arco de medio punto y por la ventana gótica que se ubica sobre este, además del año 1470 grabado en una de las piedras de los muros. En el siglo XVI el cuerpo central gana altura y se le añaden dos cuerpos laterales. En el siglo XVII se aumentó la fortificación con la construc-
ción del portal de entrada a la era conectado a una muralla y a la torre de vigilancia, adquiriendo entonces más o menos el aspecto que presenta hoy.
Una minuciosa y detallada descripción de la masía y sus bienes la encontramos en un documento testamentario del siglo XVII del difunto Antonio Berenguer en beneficio de su viuda Maria Àngela. En él se describen uno a uno los objetos de cada estancia y su estado de conservación: puertas, ventanas, muebles, vestidos, vajilla armas, objetos decorativos... y hasta la jaula de la fura (hurón) para la caza de conejos.
Cuando hace años la adquirió su actual propietario a J.L. Urruela Sanllehy, marqués de San Román, Can Berenguer fue objeto de una profunda reforma. Participaron en ella el arquitecto Francesc Ribas Barangé y los decoradores Maria Vilà, marquesa d’Oris, Fernando Viñas y Àngel Bernabeu. De la iluminación se encargó Juli Boldetti, responsable de la iluminación del Foro de Roma y villa Adriana, en Tívoli, entre otros proyectos. De resultas de todo ello, hoy Can Berenguer puede, sin lugar a dudas, considerarse una de las mejores propiedades de Sant Andreu de Llavaneres y del Maresme que están a la venta.
Disfruta de un terreno de 4,5 ha, en el que se alternan una cuidada flora ornamental, árboles frutales y huertos. A resultas del empecinamiento de uno de los pequeños de la familia de que las lechugas procedían del supermercado y no de la tierra, se asignó a cada niño de la familia 40 m2 de huerto para que se responsabilizara del cultivo de hortalizas. A ello hay que añadir instalaciones como un campo al aire libre de fútbol sala sobre césped, una pista de tenis y otra de pádel, una gran piscina de estilo romano y dos albercas, también para bañarse, en lo que eran los antiguos lavaderos.
Para atender estas necesidades de agua, la finca cuenta con un pozo y una mina con una capacidad de suministro de tres millones de litros de agua, amén de una central electrógena propia. Las edificaciones suman un total de 1.600 m2 construidos, contando la lujosa casa principal con capilla y dos anexas para cada hijo de la familia, además de la casa de guardeses.
La casa principal, exquisitamente decorada, dispone de un magnífico vestíbulo de entrada, un gran salón con dos ambientes y comedor, próximos a la cocina equipada con equipos profesionales, que dispone anexo de un comedor de diario, despacho biblioteca y bodega. Hay en total once habitaciones con sus baños entre la casa principal y las dos anexas.