Una locomotora que no ejerce
El consumo alemán lleva años estancado por la baja capacidad adquisitiva de la población y eso perjudica al conjunto de Europa
Veinte años de estancamiento salarial no han dinamizado precisamente el consumo en Alemania
Como serán las Navidades alemanas desde el punto de vista del consumo? Si hay que creer a los vendedores de alfombras del Alemania va bien, el consumo en este país va para arriba. La realidad es que la cifra de negocios del comercio minorista está, en términos reales, por debajo de los valores de 1998. El minúsculo crecimiento de Alemania (0,8% para este año y bajando) se sostiene exclusivamente en las exportaciones, con un impresionante superávit comercial de 150.000 millones este año, una apuesta unilateral cuyos riesgos simplemente se ignoran.
El consumo está estancado. Los alemanes ocupan el octavo puesto europeo en capacidad adquisitiva. Veinte años de estancamiento salarial no han dinamizado precisamente el consumo. La atención del Gobierno alemán se concentra casi en una sola dirección: la competitividad exportadora.
Por ese motivo hace ya mucho tiempo que hasta el muy ortodoxo Fondo Monetario Internacional afirma que Alemania, pese a su éxito exportador no es locomotora europea. Su éxito no ayuda al resto de la zona euro. Entre los 80 millones de alemanes hay demasiada gente que gana tan poco que consume lo correspondiente a ese poco.
“Tras dos presuntos despegues económicos y en medio de un boom XXL, la mayoría de los alemanes tienen tan poco dinero en el bolsillo que compran menos que nunca en los últimos trece años en el comercio minorista”, dice el economista jefe de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarro- llo (UNCTAD), Heiner Flassbeck.
Sin embargo hay toda una serie de instituciones que se dedican a embellecer esta simple realidad. Los índices de la GfK, el mayor instituto alemán de investigaciones de mercado, proclaman el “animado espíritu comprador” de los alemanes, el más alto en cinco años. En teoría se vive en el mejor de los mundos, en un alegre Alemania va bien, pero la realidad va por otro lado: no hay señal alguna de una recuperación significativa del consumo en Alemania.