Quebec llega a Barcelona en busca de ingenieros
Más de 40 empresas de la gran región canadiense organizan en Barcelona una misión para reclutar profesionales altamente cualificados
Con una tasa de paro juvenil que casi supera el 50%, son muchos los jóvenes profesionales que han decidido hacer las maletas en busca de una oportunidad laboral fuera de nuestras fronteras, ya sea a Alemania, Francia, el Reino Unido o Polonia, así como a países más lejanos como, por ejemplo, Perú, Brasil o China.
Ahora es el turno de Quebec, que el próximo 29 de noviembre celebrará en el hotel Fira Palace de Barcelona la primera edición de las Journées Québec, en la que más de 40 empresas de la provincia canadiense evaluarán el currículum de centenares de profesionales catalanes, con el fin de integrarlos en sus equipos. En total, 265 ofer- tas – sobre todo para cubrir puestos altamente cualificados – que comprenden alrededor de 1.000 puestos de trabajo. “A través de esta iniciativa organizada en apenas diez meses, después de la firma entre los gobiernos de Quebec y Catalunya de la declaración común por la cooperación en materia de movilidad de la mano de obra, pretendemos ayudar a las empresas quebequesas a encontrar perfiles profesionales interesantes para sus equipos en Catalunya”, afirma Abdellah el Mzem, consejero en la Oficina de Inmigración de Quebec en París.
El consejero advierte de que, por primera vez en los cuatro años que llevan reclutando profesionales europeos de habla francófona –hasta ahora de Francia y Bélgica– han decidido incluir a Catalunya en su hoja de ruta por la gran calidad de sus universida- des y otros centros de enseñanza.
En este sentido, cabe destacar que alrededor del 75% de las ofertas profesionales están dirigidas al sector de la ingeniería. “Sobre todo ingenieros industriales, informáticos, de telecomunicaciones y aeronáuticos”, dice Antoni Grau, director del Col·legi d’Enginyers Industrials de Catalunya, que se ha encargado de promocionar la iniciativa entre el colectivo de ingenieros catalanes. “A pesar de que la tasa de desempleo en los ingenieros industriales en Catalunya es muy baja en compara- ción con colectivos relacionados con la construcción, a los recién licenciados les cuesta encontrar trabajo bien remunerado y estable y, sin duda, pasar una temporada en Quebec puede ser una oportunidad profesional muy interesante para ellos”, apunta.
Se muestra de acuerdo con sus palabras el director de la Escola Tècnica Superior d'Enginyeria Industrial de Barcelona (Etsab), Francesc Roure, que explica que desde hace más de 15 años la escuela ha establecido convenios de colaboración con más de 20 universidades europeas como la École Centrale Paris –una de las más prestigiosas del mundo– o la Eindhoven University of Technology para que los estudiantes puedan obtener una doble titulación y trabajar en ambos países. “El 90% de nuestros estudiantes pa- san, por lo menos, un año académico en el extranjero. Por eso siempre han estado predispuestos a salir; aunque en los últimos años lo ven de una forma más real. Además, todos hablan inglés, ya que es un requisito obtener el First Certificate para obtener el grado en Ingeniería Industrial”, puntualiza.
Es el caso de Anna Blanch, que tras licenciarse en Ingeniería Industrial en la UPC y realizar su proyecto final de carrera en la Universidad de Keio (Japón) se marchó a trabajar a la Universidad Técnica de Eindhoven (Holanda) en el desarrollo de proyectos de innovación para el sector energético. “La oferta laboral para jóvenes ingenieros en España es prácticamente inexistente, y,
Quebec incluye por primera vez en cuatro años a Catalunya para reclutar profesionales de alto nivel
de hecho, muchos de mis compañeros han encontrado trabajo en Francia, Suecia, Alemania o el Reino Unido. Me gustaría volver a Catalunya porque echo de menos a mi familia y amigos, pero tendré que esperar a que la situación económica mejore”, dice.
Ante este panorama, la profesora y directora de proyectos finales de carrera de la Etsab, Anna Maria Coves, aboga por la aplicación de unas políticas públicas que contribuyan a no perder dichos talentos. “La situación actual es muy complicada para muchos jóvenes recién licenciados que se ven obligados a marcharse, pero deberíamos luchar por no perder el vínculo con ellos para que, una vez pasada la crisis, vuelvan habiendo crecido profesionalmente y contribuyan a hacer la economía catalana más competitiva”, concluye.