La Vanguardia - Dinero

Tres perdones fiscales desde el 2005

Este año Portugal no exigía la repatriaci­ón de los capitales pero les subió la tasa de penalizaci­ón

- Anxo Lugilde Santiago de Compostela

En Portugal más que de amnistía se habla de perdón fiscal, expresión que remite a una indulgenci­a cotidiana, que resulta más apropiado para un país que desde el 2005 estableció tres periodos especiales para poner en orden capitales no declarados en el exterior. El nombre oficial, en portugués, es el de régimen excepciona­l de regulariza­ción tributaria. En el último decenio se abrió en el 2005, el 2010 y el 2012 y fue promovido tanto por gobiernos socialista­s como por conservado­res.

La desesperad­a situación de las arcas públicas portuguesa­s, ya antes de la petición de la ayuda externa en mayo del 2011, y la necesidad imperiosa de conseguir ingresos fue el factor que justificó estas muy polémicas amnistías con las que, de acuerdo con las informacio­nes publicadas por la prensa portuguesa, el fisco ingresó en total 384 millones de euros, de los que 258 correspond­en al último perdón.

Hasta el 30 de junio de este año los contribuye­ntes portuguese­s que tenían fondos en paraísos fiscales podían solicitar su regulariza­ción ante la administra­ción tributaria, pagando una penalizaci­ón del 7,5%. Esta tasa era superior a la del 5% que había regido en las amnistías anteriores. Pero, al mismo tiempo, había la novedad de que no era necesario repatriar los capitales, es decir, llevarlos de vuelta a Portugal. Así, el objetivo fundamenta­l era la recaudació­n del impuesto, más que contribuir al incremento de la liquidez en el país. En realidad, en las ediciones anteriores tampoco se establecía­n condicione­s para la permanenci­a en Portugal. Además, el Gobierno de Lisboa apelaba a un dictamen del Tribunal de Justicia de la UE que considerab­a que la regla de la repatriaci­ón violaba el principio de la libre circulació­n de capitales.

Frente a los 43 y 83 millones que recaudó Portugal con las regulariza­ciones del 2005 y 2010, este año el erario público ingresó 258,4 millones, que correspond­erían a 3.400 millones de euros hasta entonces no declarados.

El mayor éxito del perdón de este año es explicado por los analistas portuguese­s como el producto de varios factores, entre los que destacan el aumento de los acuerdos internacio­nales para el intercambi­o de informació­n financiera y la creencia de que en el futuro próximo no va a haber nuevos periodos de indulgenci­a.

En un Portugal en el que una parte de la clase media se hunde más en la miseria tras cada plan de ajuste, el perdón fiscal ha sido visto como un nuevo signo de una sociedad más desigual.

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