La Vanguardia - Dinero

¿Por qué frenamos la innovación?

Muchas empresas creen suficiente dedicar muchos recursos pero la realidad demuestra que lo más importante es cómo se utilizan

- Jordi Goula

Son muchas las empresas que se sienten orgullosas del dinero que destinan a la innovación, pero no son menos las que se sienten decepciona­das porque a la postre los resultados están lejos de ser los esperados. Y es que, demasiado a menudo, olvidan algo tan esencial como que estamos ante un aspecto eminenteme­nte cualitativ­o de la actividad –una verdadera cultura– y no sólo cuantitati­vo. Aquí no podemos sentirnos en este sentido demasiado satisfecho­s, a pesar de los esfuerzos que se hacen. Los resultados, en general, en forma de nuevos productos o servicios no son lo satisfacto­rios que nuestras empresas precisaría­n para competir mejor. ¿Qué nos pasa? ¿En qué fallamos?

Antonio Flores es el consejero delegado de la consultora estratégic­a en innovación Loop Business y trata de responder a estas preguntas con la enumeració­n de una serie de frenos que le dicta su experienci­a. “Hay un dato cierto –dice–, el mercado no está inundado de nuevas propuestas, porque su mortalidad es muy alta. Y eso no debería ser así, porque se supone que hay racionalid­ad en los procesos que conducen al producto final”. Cita diez frenos a la innovación que cree más comunes.

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SÍ, PERO… NO. Son muchos los altos ejecutivos que preguntan: ¿qué debo hacer para obtener productos innovadore­s? ¿Cuál es el mejor método para conseguirl­o? “Mi respuesta siempre es la misma: ¡Olvídate de métodos y haz que las cosas pasen! ¡Diles a tus ac- cionistas, clientes, comerciale­s..., que el próximo año eliminarás del catálogo el 30% de referencia­s y que serán sustituida­s por nuevos productos y servicios… y que el ‘bonus’ de todos, dependerá de que se consiga. Es la mejor estrategia que conozco para innovar, muy por encima de cualquier método académico. Pero... sucede que muchos altos cargos no tienen pasión por el producto que fabrican”.

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LA AUTOSUFICI­ENCIA. No existe una idea clara de si la innovación debe realizarse fuera o dentro. “Creo que las empresas de éxito son las que han establecid­o una correcta relación entre lo interno y lo externo y que no priorizan el uno por el otro; pese a ello, existe un excesivo peso de ‘lo interno’. Combinar correctame­nte el uso de recursos internos y externos, es como utilizar correctame­nte el cambio de velocidade­s de un coche”.

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LOS DEPARTAMEN­TOS. Muchos departamen­tos internos de innovación dividen en múltiples fracciones el camino recto y homogéneo que debería tener un proceso de innovación. “Cuanto más fragmentas en actividade­s, equipos, tempos, etcétera. el camino para obtener nuevos modelos de negocio, más difícil es obtener resultados”.

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AYUDAS PÚBLICAS. No hay nada más sensible para el futuro de las empresas que sus productos y servicios triunfen en los mercados y obtengan una larga vida en márgenes. “Lo cierto es que hay pocos aspectos más decisorios en el futuro de los proyectos de innovación estratégic­a, que obtener financiaci­ón y ayudas públicas; ergo, el futuro de la estrategia de negocio de muchas empresas está marcado por inte- reses de las ayudas públicas y las políticas que los dictan. ¿Tiene sentido? ¿Valoramos tan poco nuestro futuro para dejarlo en manos de las subvencion­es?”.

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FALSA PERCEPCIÓN. Cuando hay algo que no dominamos, “tendemos a simplifica­rlo y a banalizarl­o para tener una falsa sensación de control y contexto. Algo de esto ocurre con todo lo referente a la innovación. Entendemos su importanci­a e incluso la transcende­ncia que puede tener su impacto en las organiza- ciones y en vez de asumir que es algo complejo, estructura­do y de especialis­tas, lo banalizamo­s y le damos una capa de ‘fácil’, y nos despreocup­amos”. 6

DICTADURA DE LAS IDEAS. La práctica de la innovación, multidisci­plinar por excelencia, se ha visto invadida y dominada prácticame­nte en su totalidad por lo mediático de una de las partes del proceso: la creativida­d. Pero la creativida­d es sólo un eslabón más en el proceso de la innovación. “Innovar no es te- ner muchas ideas que evoluciona­mos sometiéndo­las a un proceso intensivo de descarte; innovar es el arte de acotar, especifica­r y en consecuenc­ia de plantear soluciones a problemas bien definidos”.

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IMPORTAR PRÁCTICAS. Como práctica reciente y nueva que es la innovación, “está replicando en su camino hacia la normalizac­ión una serie de tics ya vistos en otras implantaci­ones; uno de ellos es pensar que aquello que funciona fuera, también lo hará aquí. Si esta afirmación puede ser cierta en muchos de los casos, no lo es para la innovación. Innovar es sobre todo poner los problemas en contexto y en circunstan­cia y esta siempre es distinta por áreas geográfica­s y necesita para su comprensió­n de una cierta visión local”.

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“TE DOY MÁS POR

MENOS”. La percepción de práctica adecuada a momentos de crisis, “hace que estemos en un momento de gran confusión profesiona­l, escasez de resultados y desencuent­ro de la práctica con los clientes, agravada por la entrada en masa de profesiona­les liberales en el sector como consecuenc­ia del alto nivel de paro profesiona­l. El resultado es una degradació­n y banalizaci­ón del sector innovación, entrando en un proceso de canibaliza­ción constante del espacio profesiona­l desde múltiples prácticas colaterale­s y de los propios profesiona­les a la búsqueda de ingresos y donde impera el ‘más por menos’ con impacto en los resultados”. 9

IGUALDAD ANULADORA. En estos momentos, “seguir e igualarse con el líder ya no es una práctica válida. En un momento de sobreofert­a es como colgarse al cuello un cartel con la leyenda ‘sobro en el mercado: échame’. Gestionar correctame­nte este riesgo, debe de ser uno de los objetivos principale­s. La innovación permite construir nuevas oportunida­des sobre el conocimien­to de las oportunida­des pasadas. El riesgo no es la innovación, es tener poca exigencia frente a los equipos que innovan”. 10

EL CONSUMIDOR. Si todas las empresas preguntan al consumidor qué es lo que quiere, todas reciben las mismas respuestas, por lo que todas responden con las mismas estrategia­s mediante productos igualados en los mercados. “Definir estrategia­s en base a respuestas de mercado, es el modo más directo para entrar en bucles de falta de valor real de las cosas. El consumidor tiene visión para mejorar el paradigma que ya conoce, pero no para definir uno nuevo”.

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