Punto muerto en el nuevo escenario
Todos somos humanos y de vez en cuando nos equivocamos. Hace cuestión de semanas predecía que España no tendría más remedio que pedir rescate, posiblemente tras las elecciones catalanas, o antes de Navidad.
Me equivoqué. En un cambio de escenario bastante radical, parece que los mercados de bonos están dispuestos a aceptar la declaración de Mario Draghi sin más, y de momento no hace falta activar el programa de compras. Incluso parece que el Estado puede ir financiándose durante todo el primer trimestre del 2013.
Este cambio de rumbo significa que no hay presión sobre el Gobierno de Rajoy para acudir en el futuro inmediato al fondo de rescate europeo y, por lo tanto, no veremos a los hombres de
negro desembarcando en el aeropuerto de Barajas.
Esta nueva circunstancia es debida principalmente a la confianza de los inversores de que tras las elecciones alemanas veremos nuevas medidas a nivel europeo, por lo que el mar estará bastante tranquilo en el ínterin.
Incluso están dispuestos a ganar un poco de dinero practicando el carry, o sea, pedir prestado dinero al BCE a menos del 1%, y prestarlo a los gobiernos de la periferia por más de un 5%.
Todos hemos visto esta semana las previsiones generales que ha presentado la OCDE y que en nuestro caso avanza por una parte una caída del PIB español para el año que viene de mayor magnitud que para el 2012, y por otra, una subida del paro de hasta el 27%.
Está claro que hay un desfase escandaloso entre las necesidades de la gente que está casi literalmente en la calle y las de los que la gobiernan.
A lo mejor el presidente del Gobierno español encuentra los tipos de interés actuales aceptables, pero tal como describí en la Cámara de Comercio Británica la semana pasada, no es precisamente él quien tiene que pagar de su propio bolsillo.