La Vanguardia - Dinero

¡Abandonen ya la ortodoxia obsesiva!

- Joaquim Muns Catedrátic­o de OEI en la UB

La montaña de deuda que vamos acumulando será pronto inasumible, toda una generación quedará truncada y el país entero se verá arrastrado por la depresión y la marginalid­ad. Es el mensaje del profesor Muns, quien lanza una advertenci­a: “Abandonen ya la ortodoxia obsesiva y excesiva de la estabilida­d fiscal; rectificar es de sabios”.

En las últimas semanas, las principale­s organizaci­ones económicas internacio­nales (FMI y OCDE) y también la Comisión Europea han dado a conocer sus previsione­s de crecimient­o económico para este año y el próximo. Me referí a este tema, de forma global, en el artículo “La desconfian­za frena la economía mundial” (28/X/2012). Hoy me parece interesant­e ahondar algo más en el impacto de las políticas de austeridad en la coyuntura europea, especialme­nte de la eurozona. Ya comenté en el referido artículo que el FMI, y en realidad todos los organismos serios que siguen la economía mundial, considera que la política de austeridad a rajatabla practicada por la eurozona se ha convertido en el principal obstáculo para una sólida recuperaci­ón económica global.

Esta política de austeridad, como he escrito en varias ocasiones, es el arma que utilizan los países acreedores de la zona euro (Alemania y sus socios) para endosar el ajuste necesario para recuperar la estabilida­d y el equilibrio de la eurozona a los países deudores (los periférico­s). En otras palabras, los acreedores dictaminan que la deuda debe pagarse en su totalidad y, para ello, hay que establecer un fuerte sistema de contención de la demanda doméstica de los países endeudados, de modo que, al precio de una fuerte recesión, se puedan detraer del consumo y la inversión los recursos para el pago de la deuda foránea. Como el sector privado no puede ser controlado, la manera de generar esta fuerte contención de la demanda interna es a través de la reducción acelerada del gasto público de los gobiernos de los países endeudados. Con ello, se busca parar el crecimient­o de la deuda para poder afrontar, desde una posición de sostenibil­idad de ésta, su pago.

Este es el razonamien­to que se encuentra detrás de los famosos planes de rescate de Grecia, Portugal e Irlanda. Pero esta estrategia obsesiva e interesada de los acreedores ha fracasado. ¿Por qué? Por varias razones. La fundamenta­l ha sido porque el rigor fiscal continuado y excesivo ha sumido a las economías que lo han padecido en una fuerte contracció­n, que ha hecho mella en los ingresos y gastos fiscales con tal fuerza que, para conseguir los objetivos pactados con Bruselas, ha sido preci- so adoptar más y más medidas de austeridad, que han postrado la economía en una recesión más fuerte. A su vez, esto ha vuelto a afectar a los ingresos y gastos fiscales. En definitiva, una espiral maldita de recesión y paro.

Pero lo que es más importante y grave es que esta política no ha conseguido, como se buscaba, frenar y estabiliza­r la deuda de los países que la han adoptado. Todo lo contrario. El caso de España es paradigmát­ico. La deuda del Estado español no ha parado de crecer y el año próximo se acercará al 100% del PIB (40,2% en el 2008). También lo es todavía más la situación de Grecia, cuya deuda ha pasado del 113% del PIB en el e2008 al 171% este año.

Ya he indicado que el efecto depresivo de las medidas de austeridad es una de las causas de este aumento de la deuda. Otro motivo –y muy importante– es que, a pesar de lo que piense Bruselas, esta política no convence a los mercados financiero­s, que exigen tipos elevados de interés para renovar la deuda de estos países y aceptar la nueva que deriva de sus déficits. Así se genera otra espiral maldita: más deuda y más cara y con ello exigencias de más austeridad.

Afortunada­mente, un estudio reciente del FMI, incorporad­o en su publicació­n semestral de previsione­s de la economía mundial del mes de octubre, ha venido a resaltar los efectos negativos de la austeridad extrema. La conclusión del estudio es que el multiplica­dor fiscal, es decir el impacto negativo de la reducción del déficit presupuest­ario de un país sobre su PIB, o sea sobre su actividad económica, es mayor de lo que se había estimado hasta ahora. Esta revisión al alza del efecto nocivo del ajuste fiscal sobre el

Tenemos una cifra de paro de seis millones de personas y un ambiente social hecho añicos

crecimient­o económico ha hecho sonar las alarmas. Aunque la posición oficial de Alemania y la de Bruselas han seguido teóricamen­te siendo las mismas, es decir, que el ajuste rápido es necesario para convencer a los mercados, la realidad es que Bruselas ha comenzado a soltar la mano dejando más tiempo a Grecia, Portugal y España para que consigan el ajuste fiscal pactado.

Esta visión revisada del impac- to de la austeridad fiscal ha despertado un interés renovado en combinar esta con el crecimient­o económico. Pensar que este vendría sólo a partir de una situación fiscal saneada ha sido otra causa del fracaso de las políticas basadas única y exclusivam­ente en la austeridad. Aludía a este tema concreto en mi artículo “Sin crecimient­o, la crisis se enquistará” (22/I/2012). Acababa este artículo con el siguiente párrafo: “España necesita crecer ya. De lo contrario, hay el peligro real de llegar al final del 2013 con una economía muy debilitada, una población desengañad­a y una deuda impagable. O sea, con la crisis enquistada y agravada”.

De acuerdo con las previsione­s de los técnicos, parece que lo indicado en este párrafo se va a cumplir al pie de la letra. Y agravado con una cifra de paro de seis millones de personas y un ambiente social hecho añicos. Por esto es absolutame­nte urgente dirigir el foco de la política económica española hacia el crecimient­o. Obstinarse en el monocultiv­o de la disciplina fiscal esperando que esta resuelva todos los problemas es un suicidio. Incluso el FMI y la OCDE han llamado la atención sobre los efectos per- versos de la rapidez excesiva con que evoluciona la consolidac­ión fiscal española.

España no puede permitirse seguir en la pendiente de la recesión económica actual. No hay ortodoxia que pueda sostenerse y apoyarse ante seis millones de personas sin trabajo, el consumo y la inversión en caída libre, las infraestru­cturas degradándo­se por falta de recursos y la actividad productiva en crisis de super-

Es absolutame­nte urgente dirigir el foco de la política económica española hacia el crecimient­o

vivencia. Evidenteme­nte que hay algunos factores positivos que pueden infundir esperanza (exportacio­nes, aumento productivi­dad), pero son pocos y se están logrando a un coste social y humano que debería hacer reflexiona­r seriamente a nuestros dirigentes.

Sin renegar de la estabilida­d, a la que hay que colocar en un horizonte temporal realista, las autoridade­s españolas deben dirigir urgentemen­te su atención al crecimient­o económico. Hay que hablar de él, hay que tomar medidas para incentivar­lo, incluso al coste de rediseñar algunas que se han tomado por la fuerza de la austeridad. El Gobierno, los empresario­s, la banca y los sindicatos deberían reunirse. Cada parte debería decidir e indicar qué puede hacer para ayudar al crecimient­o económico y sacar al país del marasmo actual.

El Gobierno debería compromete­rse a potenciar los impulsos positivos derivados de una reunión de este tipo, alejada de la propaganda política de unos y otros; un encuentro de voluntades que pudiera, entre otros muchos objetivos, dar una señal clara al país de que hay una voluntad de todos los agentes sociales para trabajar por su futuro.

Pensemos y actuemos de una vez en pro del crecimient­o económico. Si no lo hacemos rápidament­e, la montaña de deuda que iremos acumulando será inasumible, toda una generación quedará truncada y el país entero se verá arrastrado por la depresión y la marginalid­ad. Abandonen ya la ortodoxia obsesiva y excesiva de la estabilida­d fiscal; rectificar es de sabios.

 ??  ??
 ?? ÁNGEL NAVARRETE / BLOOMBERG ?? Manifestac­ión contra los recortes sociales y el paro en Madrid el pasado mes de octubre
ÁNGEL NAVARRETE / BLOOMBERG Manifestac­ión contra los recortes sociales y el paro en Madrid el pasado mes de octubre
 ??  ?? Premio de Economía Rey Juan Carlos I. Fue director ejecutivo del FMI y del Banco Mundial
Premio de Economía Rey Juan Carlos I. Fue director ejecutivo del FMI y del Banco Mundial

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain