Investigador de la luz
Sangrar la luz. Así titula la exposición, hasta el 5 de febrero, Ignacio Llamas, que expone a la vez en Salamanca y que ultima detalles de una amplia muestra en Patio Herreriano de Valladolid. Esta individual reúne piezas diminutas, maletitas; una instalación con maletas grandes y árboles desnudos de riguroso blanco; una caja de vocación espacial recoleta y varias impresiones digitales, gran formato, de sus escenografías o detalles de ellas. Una mezcla que importa pero que se aparta de la poética que venía desarrollando con sus espacios escenográficos llenos de silencio, de vida y de espiritualidad.
Ignacio Llamas (Toledo, 1970) estudió Bellas Artes en la Complutense, realizó talleres con Mitsuo Miura, Luis Gordillo, Óscar Manesi o Gerardo Aparicio y ha hecho una buena cantidad de colectivas e individuales. Su investigación sobre la luz en el espacio, creando ambientes de soledad y poesía identifica su lenguaje. Sobre esa época hay un libro magnífico de Jesús Cobo, Sueños de luz. La estética de Ignacio Llamas (2008), que es quien mejor le ha definido. Ahora, opta por tamaños breves tridimensionales y por impresiones digitales que, sin dejar de tener interés, no exhiben esa magia de sus cajitas con luz, que invitaban a instalarse en ellas para una larga meditación zen. Ha ganado en monumentalidad, lo que ha perdido en intimidad, en ternura, en hechizo. Precios: de 1.150 a 4.250 euros.