“Papá Noel: me pido un plan de pensiones”
Conforme se acaba el año, se reabre la campaña de captación del ahorro de los inversores, que en este curso se decantan por productos garantizados
El cuadro médico es de manual: se pierden puestos de trabajo, se reduce el consumo y se adelgaza el bolsillo. Retrocede la capacidad de ahorro del inversor, de modo que algunas situaciones ya no son lo que eran. Por ejemplo, cada año, conforme aparece noviembre en el horizonte, tanto los ahorradores como las entidades financieras se enfrascan en la campaña de captación de planes de pensiones. En ese escenario, los inversores –seis de cada diez son hombres de entre 40 y 60 años y con un patrimonio acumulado de 5.000 euros– se lanzan a por estos productos, interesados en su estupenda cualidad fiscal –quienes son menores de 50 años pueden desgravar hasta 10.000 euros; los mayores, hasta 12.500–, y las entidades y las gestoras aprovechan la coyuntura para intensificar la rentabilidad de sus planes, algunos de ellos de nuevo cuño.
Lo que pasa, se ha dicho ya, es que las cosas se han endurecido. Y quien antes ahorraba quizá ya no pueda hacerlo hoy.
“El entorno no contribuye a que crezcan las aportaciones a los fondos de pensiones”, dice Ángel Martínez-Aldama, director del Observatorio Inverco. “La economía no funciona bien, crece el desempleo, hay bajadas de sueldos... Con tanta incertidumbre, el plan de pensiones que mejor funciona es el garantizado; te asegura una rentabilidad a un plazo fijo, algo que los inversores reclaman por encima de todo”.
Martínez-Aldama dice que, en este sentido, el inversor español “sigue con el paso cambiado”. “Sigue invirtiendo en renta fija histórica, cuando los mercados y la renta variable ofrecen rendimientos espectaculares...”. “Lo que pa-
“Esta campaña es atípica: el inversor no puede aportar al plan tanto como antes”, apunta un experto
sa es que la volatilidad de los últimos años ha asustado a muchos”, apunta José Ángel Barriga, gerente de Ibercaja Pensión.
Visto el panorama, decenas de entidades apuestan por explotar sus propios planes garantizados. Lo ha hecho la citada Ibercaja, que desde noviembre y hasta fin de año comercializa el fondo Ibercaja Protección 2012 (a ocho años, con una rentabilidad del 3,75% anual), y lo han hecho La Caixa (a través de Vida Caixa Grupo, con el plan Doble Tranquilidad y el Tándem Premium) o Banc Sabadell (ha lanzado el plan Rendimiento Fijo 25, a nueve años, al 4,10%, y el Rendimien- to Fijo 27, a 5,6 años, al 3,45%).
“Este es un momento singular: hay que reorganizar los planes –dice José Antonio Iglesias, director de marketing de Vida Caixa–. En estos tiempos, el inversor busca la garantía de una rentabilidad futura. Un fondo garantizado te permite saber cuánto tendrás en el momento del vencimiento, normalmente al jubilarte. De hecho, en esta crisis, el cliente ha cambiado: antes pedía mucha gama en renta variable española, internacional, emergente... Ahora, el 90% de las aportaciones va a fondos garantizados”.
“Eso sí, en los últimos años las aportaciones han ido a la baja –apunta Silvia Ávila, directora de banca de seguros del Grupo Banc Sabadell–. Creo que la conciencia sobre los planes de pensiones está en la calle. Otra cosa es que los inversores puedan aportar tanto como desean”. “La crisis está provocando que el volumen de las aportaciones a estos fondos decrezca alrededor de un 20% respecto al año pasado”, dice Juan Manuel Jiménez, director de marketing de Aviva.
“En general, los fondos de pensiones están observando salidas de dinero –dice Álvaro Monterde, experto en previsión social de March JLT–. Entre otros motivos, porque muchos de los cotizantes han pasado a convertirse en parados de larga duración (aquellos que agotan la pensión máxima de dos años). No tienen más remedio que recurrir a sus planes de pensiones para cubrir las necesidades diarias. Hacer esto puede que sea pan para hoy y hambre para mañana. Pero hay que entender a quien necesita el pan hoy... Ante un drama familiar de esas dimensiones, es inapropiado criticar a nadie”.
En todo caso, los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) no hacen otra cosa que corroborar el valor de un fondo de
Nueve de cada diez gestoras apuestan por fondos garantizados, que aseguran una rentabilidad
pensiones. Se calcula que en el 2040, la cifra de personas mayores de 67 años habrá crecido en cinco millones. Y que habrá disminuido en tres millones la cifra de personas en edad de trabajar. Por cada pensionista habrá dos trabajadores cotizantes, la mitad de los que hay ahora. “Las prestaciones de la Seguridad Social no serán, ni de lejos, las de ahora –dice Monterde–. Antes, la pensión máxima podía alcanzar el 85% o el 90% del salario. En el 2040, la pensión máxima estará entre 1.000 y 1.500 euros mensuales”.