Gas Natural, luz entre los vaivenes
La energética se recupera tras el extraño caso ucraniano
Durante cinco días, entre el 26 y el 30 de noviembre, un extraño caso mantuvo confundidos a los accionistas de Gas Natural Fenosa. En Kiev (Ucrania), Jordi Sardà Bonvehí, un comisionista catalán (de Sant Vicenç de Castellet, muy cerca de Manresa), se había hecho pasar por un alto cargo de la compañía energética, y de esa guisa se había sentado junto al titular de la Agencia Estatal de Inversiones ucraniana, Vladislav Kaskiv, para firmar un acuerdo de inversión millonario (de alrededor de 850 millones de euros).
El engaño fue mayúsculo. Entre otros motivos, porque el primer ministro ucraniano, Mikola Azárov, había convocado a la prensa local para inmortalizar una escena de tintes históricos. El episodio hubiera podido independizar energéticamente a Kiev, deudora de Moscú, cuyos estiras y aflojas tienen amargados a los ucranianos –en ocasiones, como en el 2006 y el 2009, Rusia ha paralizado el envío de gas a Ucrania–. Lo que pasa es que la firma del contrato no era una firma, sino un simulacro: no hay relación alguna entre Sardà Bonvehí y Gas Natural Fenosa. Y, visto el esperpento, las acciones de la energética fueron dando tumbos toda la semana. En un entorno relativamente tranquilo para el Ibex (en el cómputo global, registró un alza del 0,35%), Gas Natural Fenosa había cedido un 2,99%.
La reacción vino la semana siguiente, el pasado lunes. Solventado el lío ucraniano, Gas Natural anunciaba que el 8 de enero repartirá entre sus accionistas un dividendo a cuenta de 0,391 euros, un 8,7% más que en el mismo tramo del año pasado (en total, se trata de 391,3 millones de euros). Y desde ese instante, la compañía empezó a revalorizarse: esta semana, lo ha hecho en un 4,3%, amortizando las pérdidas del caso ucraniano.
“La noticia del dividendo hizo que muchos ahorradores pensaran en invertir en la compañía –dice Julián Lirola, analista de Selbank–. Pero no ha sido ese el único motivo de su alza. Para nosotros, varias características fundamentales hacen de Gas Natural un valor atractivo”.
Entre otros argumentos, Lirola se refiere al rating de consenso, la nota que el grupo de analistas le pone a la compañía, en base a aspectos fundamentales. Ese consenso da a Gas Natural Fenosa una calificación del 3,87 sobre 5, muy por encima de la media.
Hay más aspectos. La acción de Gas Natural está a 12,47 euros,
“En nuestra opinión, varias características hacen de la compañía un valor atractivo”, dice Selfbank
y las estimaciones esperan que, en breve, subirá a 13,7 (una revalorización del 13%). El ebitda hasta el noveno mes del 2012 (beneficios antes de intereses, impuestos, depreciaciones y amortiza- ciones) fue de 4.720 millones, y para el final del año se esperan 4.961 millones. Algo parecido ocurre con el BPA (beneficio por acción), que había cerrado septiembre a 1,19 euros y podría acabar el 2013 a 1,32 euros. “Y está el cash flow, la generación de caja –continúa Lirola–: en el 2013, podría irse a 1.735 millones, cuando a cierre del 2010 apenas estaba en 1.192 millones”. Los expertos cierran su análisis con un último apunte. La deuda neta estimada de la firma a finales del 2013 registrará un múltiplo de 55,9, frente al 56,6 de nota media del sector energético.
Entre tantas perspectivas positivas, el caso ucraniano ha quedado reducido a una anécdota. Al menos, para Gas Natural. Otra cosa es lo que piense Ucrania, cuya evolución energética sigue en manos de Moscú.