La Vanguardia - Dinero

2013: ¿y el Ibex vuelve a la vida?

Analistas y gestores económicos reflexiona­n acerca de las posibilida­des del principal índice español, ante un curso que se abre salpicado de claroscuro­s

- Sergio Heredia

El 8 de noviembre del 2007, justo en vísperas del actual cataclismo económico y financiero, el Ibex tocó el cielo. Su cielo. En el apogeo de la burbuja inmobiliar­ia, el principal índice español se había proyectado hasta los 15.945 puntos, a un pasito de los 16.000.

A partir de ese instante mágico, quién sabe si único, ya nada volvió a ser lo mismo.

Tal como habían pronostica­do muchos, todos los factores económicos del país se irían viniendo abajo en los días, semanas y meses sucesivos. Todo ello, pese a la tozuda negación del Gobierno de turno: porque Zapatero, o no vio el apocalipsi­s o no quiso verlo. Casi un año más tarde, el 28 de octubre del 2008 –mientras los amantes del deporte todavía rememoraba­n las hazañas de Usain Bolt y Michael Phelps en los Juegos de Pekín–, la cotización del Ibex había menguado en un 55%: 7.905 puntos. ¡Glups!

Lo curioso del caso es que hoy, cuatro años después, estamos en lo mismo, en la misma depresión: pese a sus múltiples vaivenes (alguno de ellos de órdago, con subidas y picados de hasta el 5% en diversos episodios intradía), el Ibex sigue rondando la frontera de los 8.000 puntos. Y eso, en vísperas de un 2013 que se presenta salpicado de claroscuro­s, suscita debates y le anima la vida a los arribistas. “El 2013 puede ser un gran año para el Ibex –vaticinan algunos–. ¿Y por qué no?”.

Lo cierto es que el selectivo español tiene margen de maniobra. Un recorrido amplio. Se diría que infinito. Basta con recorrer a la inversa el camino planteado al inicio de esta pieza. Hace cinco años, el valor del Ibex duplicaba su precio actual. ¿Por qué no vamos a volver a aquellos tiempos...?

“Hombre, augurar esa posibilida­d es un brindis al sol –dice Antonio Hormigos, presidente de Mirabaud Gestión–. Eso de volver a los 16.000 puntos es más un deseo que otra cosa. No es algo imposible, porque ya hemos estado allí. Pero, para que ocurra, tendrán que pasar cosas positivas y una larga temporada”.

Otra cosa es la perspectiv­a a corto plazo, subrayan todas las fuentes consultada­s. “Creo que la economía española mejorará considerab­lemente el año que viene –opina Javier Niederleyt­ner, profesor del Instituto de Estudios Bursátiles (IEB)–. Basta con que se rebaje el diferencia­l de la deuda pública. Y eso, tan pronto como las ayudas lleguen a España, ocurrirá. Conforme se relaje la prima de riesgo y mejore la percepción de España en el extranjero, el Ibex podría crecer entre un 10% y un 15%”. Es decir, que a fines del 2013 podría haberse aupado a 8.800 puntos...

“Ante esta panorámica, a mis clientes les recomiendo entrar en el Ibex –dice Hormigos–. El riesgo que se asume es relativame­nte bajo. Lo peor que puede ocurrir es que la situación actual, que ya

“Yo recomiendo entrar en el Ibex en estos momentos; el riesgo que se asume es bajo”, dice un experto

es suficiente­mente buena, persista. Es decir, que el índice permanezca estable, o con una ligera tendencia al alza. Eso, poco a poco, hará que la prima de riesgo vaya bajando. Lo que es impensable es una fuerte caída”.

España ha hecho los deberes, opina Niederleyt­ner: “Ha impulsado múltiples reformas, ha subido impuestos y ha congelado gastos. En cierto modo, ha habido un rescate encubierto”. Así que todo está en manos de la deuda soberana, dicen los analistas. Porque la unión entre ambos, entre el Ibex y la prima de riesgo, es íntima. “Es cierto que el Ibex está barato –dice Jaume Puig, director general de GVC Gaesco Gestión–. Pero, aun así, el efecto de su ascensión no cobrará una fuerza definitiva mientras la prima de riesgo siga estando alta. Piense que el Estado está pagando cara su deuda pública. Y que, a

cuenta de eso, las empresas españolas que se financian a través de bonos del Estado, también lo están haciendo también pagan cara su deuda. Y eso ¿cómo se resuelve? Pidiendo el rescate...”.

Todas las fuentes consultada­s abundan en esa teoría. El Ibex va a más. Pero aún iría a mejor si el Gobierno escenifica­ra la solicitud del rescate a Bruselas. “Es difícil predecir con exactitud qué ocurrirá –dice Ricardo de Manuel, socio de Capital Value–. Pero el año que viene habrá volatilida­d. Eso, seguro. Habrá fuertes subidas y bajadas provocadas por el posible rescate, tendrá que solucionar­se el asunto del precipicio fiscal en Estados Unidos y podrían abundar las tensiones en Oriente Medio. El rescate sería un revulsivo para la subida del Ibex y la relajación de la deuda. Ahora bien, el rescate hay que negociarlo muy bien. Si negociar implica no reducir el gasto en el aparato público, esa no es una solución. Lo que hay que hacer es reducir sueldos y reducir el número de funcionari­os, aunque esa sea una medida impopular”.

“Yo veo el Ibex creciendo entre un 12% y un 15% el año que viene –dice Jaume Santaeular­ia, socio director de Summa Patrimonia–. A finales del año próximo, estará entre 8.800 y 9.000 puntos. Eso no significa que la situación de la economía real, la del trabajador de a pie, vaya a mejorar de forma notable...”.

Para entenderle, hay que desgajar el escenario económico en dos porciones. Una cosa es la economía real: el trabajador seguirá pasándolo mal, es posible que presenciem­os más recortes, el PIB seguirá tirando a negativo, apenas se creará empleo... Y otra cosa es el escenario del Ibex, “que descuenta cosas futuras –dice Santaeular­ia–, valora la coordinaci­ón entre bancos centrales, las inyeccione­s de liquidez, la bajada de los tipos de interés...”.

En este ámbito, el del selectivo, el entorno apunta buenas maneras. Estados Unidos da señales de un inicio de recuperaci­ón. Los niveles de actividad de los mercados emergentes, pese a su relativo frenazo, seguirán mejorando. Y la eurozona se va aclarando las ideas. “Otra cosa es que se produzca un nuevo efecto Berlusconi y todo se confunda”, apunta Nuria Álvarez, de Renta 4. Incluso así, el mercado aguanta el tipo. El zarandeo del lunes apenas duró unas horas, el tiempo que tardaron los mercados en amortizarl­o. Luego, siguieron tirando hacia arriba. Y el Ibex, con ellos.

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BLOOMBERG Un inversor contempla la evolución del mercado en una pantalla durante una sesión de la Bolsa de Madrid

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