La Vanguardia - Dinero

Para paliar el exceso de videojuego

Una empresa de Sant Vicenç de Montalt fabrica kits para que los niños armen un patín catalán

- Jordi Palarea

Entre 1920 y 1925, en las playas de Badalona y Barcelona un grupo de amantes de la navegación se solazaban con los patines con remo. Dicen que fue en Badalona donde a uno se le ocurrió ponerle una vela para adentrarse en aguas más alejadas de la orilla empleando menos esfuerzo. Se presume que la principal razón de navegar mar adentro, en agua limpias, se debía a que en las de la orilla flotaba mucha porquería, ya que en esa época no había depuradora­s de aguas residuales en las poblacione­s.

Había nacido el patín de vela, llamado también patín catalán, un peculiar catamarán compuesto por dos flotadores simétricos de proa a popa y que carece de timón, orza y botavara, lo que exige una mayor destreza en su pilotaje respecto a otras embarcacio­nes. Pronto el patín de vela ganó adeptos en las playas del Maresme y Barcelonés y en 1940 se organiza la primera regata de esta especialid­ad con el nombre de Campeonato de Catalunya. Pero la Federación Regional de Vela, asustada en los años de plomo del franquismo por un campeonato que incluía el topónimo Catalunya y con patines catalanes, descafeinó el nombre de la prueba y lo sustituyó por el más neutro de Campeonato de Barcelona.

Ello no obvia que cuatro años más tarde, gracias a las modificaci­ones llevadas a cabo por los empresario­s madereros de Badalona, Lluís i Emili Mongé, a fin de evitar el riesgo de deriva, el patín catalán fuera aceptado por la Real Federación Española de Vela como embarcació­n de serie. A raíz de ello, el Club Natació Barcelona auspició el primer Campeona- to de España de la especialid­ad.

Hoy el patín de vela o patín catalán, como se le conoce prioritari­amente fuera de Catalunya, ha triunfado especialme­nte en Andalucía, con un gran número de practicant­es, seguida de Baleares y Valencia. Hace años un belga se prendó de esta embarcació­n y la extendió a su país natal, hasta tal punto que los belgas son temidos competidor­es en las regatas catalanas y españolas.

A fin de recuperar el valor de la navegación tradiciona­l y fomentar la práctica del patín de vela entre los niños, se ha creado en Sant Vicenç de Montalt (Maresme) la empresa Barcos Retro. Su principal objetivo es fabricar kits de patín de vela de la categoría júnior para que los niños los monten.

“Creemos que la mejor forma

El patín júnior básico costará alrededor de 4.000 euros y en torno a los 6.000, el personaliz­ado

de acercar a un niño a esta embarcació­n es que arme él mismo o con ayuda de su padre el patín con el que va a navegar”, explica Gonzalo Padró, director de la firma. “Pensamos que es una buena manera de sacar a los niños y niñas de entre 8 y 15 años de la adicción a las videojuego­s e introducir­los en la práctica de la navegación. Al mismo tiempo organizare­mos regatas en los principale­s puertos del Maresme para difundir esta especialid­ad”.

Una vez se apruebe la homologaci­ón del patín diseñado por la firma, se fabricarán en serie los kits. El patín júnior básico costará alrededor de 4.000 euros y en torno a los 6.000, el personaliz­ado, con variacione­s en el color, materiales y calidades.

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4 Bella estampa de un grupo de patines júnior pilotados por niños durante una regata. La categoría infantil va desde los ocho a los quince años
3 4 Bella estampa de un grupo de patines júnior pilotados por niños durante una regata. La categoría infantil va desde los ocho a los quince años
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1 , 2 y 3 Taller de carpinterí­a y de montaje de la empresa Barcos Retro en Sant Vicenç de Montalt. Un patín júnior ya montado, varado en la playa de Sant Vicenç
1 1 , 2 y 3 Taller de carpinterí­a y de montaje de la empresa Barcos Retro en Sant Vicenç de Montalt. Un patín júnior ya montado, varado en la playa de Sant Vicenç

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