El gran salto de Avianca
Con sus tres marcas comerciales, la aerolínea cuenta con una de las redes de rutas de pasajeros y carga más completas de América Latina
En 1919 Ernesto Cortisoz, un importante banquero de Barranquilla, y el ingeniero alemán Werner Kämmerer lideraron un grupo de ocho empresarios interesados en desarrollar el transporte aéreo en Sudamérica. Tras varias reuniones, se decidió crear una pequeña aerolínea que se fundaría oficialmente como Sociedad Colombo-Alemana de Transporte Aéreo (Scadta).
Sus dos primeros Junkers F-13 llegaron a bordo del vapor Crijnssen hasta Puerto Colombia, la entrada marítima de Barranquilla, operación que no estuvo exenta de polémica, pues el Gobierno de Francia se quejó de la violación del acuerdo de Versalles, el tratado de paz que cerró la Primera Guerra Mundial prohibiendo la fabricación o exportación de aviones alemanes. La queja se argumentaba, sobre todo, en la pérdida del contrato para la fábrica Avions Farman. La Scadta comenzó a operar comercialmente transportando correo aéreo y ganó el concurso del Gobierno para gestionar en exclusiva ese servicio, que posteriormente amplió al de pasajeros.
Tras los alemanes, algunos empresarios norteamericanos se interesaron en poner un pie en el desarrollo de la aviación en Europa y fueron los accionistas de la Pan Am quienes acabaron comprando la compañía a sus propietarios originales, que no pudieron seguir asumiendo los costes del crecimiento. Así, veinte años después de su creación y ya en manos estadounidenses, Scadta acabó fusionándose con una aerolínea competidora bastante más joven para acabar creando Aerovias Nacionales de Colombia, cuyo acrónimo, Avianca, ha llegado hasta hoy.
Tras la Segunda Guerra Mundial, Avianca dio un gran acelerón pasando de ser una aerolínea que realizaba vuelos puramente domésticos a una compañía de ámbito internacional, ampliando su red propia a Ecuador, Perú, Panamá y EE.UU. Años después, y gracias a la adquisición de los ele-
En 1919, sus dos primeros Junkers F-13 llegaron en vapor hasta la entrada de Barranquilla En España, uno de los mercados más maduros para la firma, transportó 528.200 pasajeros en el 2013
gantes Lockheed Super Constellation como complemento a los Douglas DC-4, las líneas aéreas colombianas llegaron a Europa, entrando siempre al continente a través de España. El uso del cuatrimotor de Lockheed, al que se le apodó entre los aviadores como “el famoso trimotor”, pues era habitual que frecuentemente se parase una de sus hélices en vuelo, puso a Avianca en la primera división del sector, ya que el Lockheed era el mismo aparato que usaban a mediados del siglo XX compañías como TWA, Air France, Iberia o KLM.
En los años sesenta, como to- das las grandes líneas aéreas del mundo, Avianca se sumó a la era de los reactores gracias a los Boeing 707, que redujeron prácticamente a la mitad el tiempo de los vuelos, algo especialmente destacable en los largos enlaces Bogotá-Nueva York o en los saltos intercontinentales entre la ca- pital colombiana y la de España, un servicio de largo radio que mejoró aún más con la incorporación del enorme Boeing 747 Jumbo, siendo la primera aerolínea de Sudamérica que lo tuvo en su flota de forma permanente a mitad de los setenta. Poco después se creó en el principal aeropuerto del país la llamada “terminal puente aéreo” desde donde hoy parten los aviones hacia los 24 destinos nacionales colombianos, con más de 15 enlaces diarios en algunos casos.
En los noventa, gracias a la unificación de servicios de la aerolínea junto a las principales empresas de aviación del país, Avianca comenzó a ser la aerolínea internacional en que se ha convertido hoy, gracias también a la acción aeroportuaria que convirtió al legendario aeropuerto de BogotáEl Dorado en uno de los hubs más importantes de Latinoamérica con las combinaciones de vuelos que llegaba a ofrecer, hasta 6.000 conexiones semanales a todo el país, América y Europa.
Este crecimiento exponencial se vio truncado por la crisis de los atentados del 11 de septiembre en Nueva York, que afectó a casi todo el sector aéreo. La grave crisis sirvió para reestructurar una aerolínea sobredimensionada en lo doméstico y con algunas carencias en el mercado internacional, saliendo reforzada gracias a la entrada del Synergy Group en el accionariado.
Synergy, propiedad del empresario boliviano nacionalizado colombiano y brasileño Germán Efromovich, tiene diferentes intereses en varios países del continente: petróleo, energía hidroeléctrica, telefonía, gas y empresas de transporte aéreo, que han hecho crecer a Avianca por todo Centro y Sudamérica gracias a un holding con sede en Panamá y sociedades aéreas en Colombia, Ecuador, El Salvador, Costa Rica, Perú, Nicaragua, Brasil y Honduras bajo tres marcas: Avianca, Taca y Aerogal.
Hoy, tras la integración de todas las aerolíneas bajo el mismo paraguas de Avianca Holdings, la flota total alcanza los 152 aparatos con medio centenar de aviones nuevos encargados a Airbus y Boeing, que vuelan directamente a cien ciudades, las cuales conectan con más de 1.300 destinos en el mundo a través de sus aerolíneas socias y aerolíneas miembros de Star Alliance.
De esta manera, se ha conseguido crear, a partir de una sola aerolínea colombiana nacida hace 95 años con dos pequeños monomotores, una de la redes de rutas de pasajeros y carga más completas de América Latina, con ventas anuales que superan los 4.000 millones de dólares. En el mercado español, uno de los más maduros para Avianca, la compañía transportó el año pasado 528.200 pasajeros y 7,2 millones de kilos de carga aérea; de estos, 91.600 viajeros y 1,3 millones de kilos llegaron o salieron desde El Prat, donde se realizan cuatro vuelos semanales que por la demanda creciente posiblemente se conviertan en vuelo diario a corto plazo.