Hacienda cambia el modelo para cobrar más con tipos bajos
La reforma reduce los porcentajes pero persigue bases más amplias sobre las que mejorar la recaudación en el futuro
La fórmula parece sencilla: cobrar impuestos más bajos sobre una cantidad de dinero mayor. Aplicarla en el complejo y cambiante sistema fiscal español no resulta tan fácil. Y hacerlo en época de estrecheces presupuestarias es todavía mucho más complicado.
Forzado por sus compromisos electorales y por el tictac del reloj que marca el tiempo que resta para agotar la legislatura, el Gobierno de Mariano Rajoy presentó esta semana su reforma fiscal con importantes rebajas en los tipos impositivos del IRPF y del impuesto de sociedades, pero también con algunos cambios para que esos porcentajes más limitados se apliquen sobre cantidades ampliadas por la supresión de deducciones y exenciones.
Hacienda conseguirá de esta forma amortiguar en menor medida la caída de la recaudación de las rentas salariales beneficiadas por la rebaja y preparar el modelo tributario para impulsar los ingresos públicos en los próximos años.
La estrategia es muy visible en los nuevos tramos del IRPF, que introducen importantes descuentos en las rentas más bajas pero penalizan al conjunto de contribuyentes cuyos ingresos se sitúan entre 60.000 y 175.000 euros. Al introducir un nue- vo último tramo en el que a partir del 2016 tributarán todos los contribuyentes con bases imponibles por encima de 60.000 euros, Hacienda lleva al tipo máximo, que será del 45%, a los cerca de 700.000 españoles que tributan por esas cantidades. Hasta el 2011, sólo quienes percibían más de 175.000 euros al año (unos 75.000 contribuyentes) asumían ese tipo máximo.
Pero el denominado “ensanchamiento de bases imponibles” es igualmente visible en otros aspectos de la reforma, entre los que el pago de impuestos en indemnizaciones por despido ha sido el más polémico. La supresión del mínimo exento por dividendos y los cambios en alquileres inciden en esa dirección.