La Vanguardia - Dinero

Escenarios para después del 9-N

- FRANCESC RAVENTÓS EX DECANO DEL COLEGIO DE ECONOMISTA­S DE CATALUNYA

El Estado impedirá la consulta y, por lo tanto, esta no se podrá realizar con garantías suficiente­s para la comunidad internacio­nal”

¿Y después del 9 de noviembre qué? Es la pregunta que muchos nos hacemos y a la que nadie contesta por la imprevisib­ilidad de factores que la condiciona­n. La fecha cada vez está más próxima y creo que es bueno empezar a hacer algunas hipótesis verosímile­s.

Es un hecho que Mariano Rajoy y el PP no tienen margen de maniobra para atender mínimament­e las aspiracion­es catalanas. Durante muchos años han sembrado la idea de que los catalanes querían tener privilegio­s a costa de los otros españoles y ahora están atados de pies y manos. Los barones del PP nunca consentirá­n un trato especial para Catalunya y menos hablar de un pacto fiscal. Ya lo dijo bien claro el presidente del PP de Extremadur­a, el señor Monago: Catalunya aporta al Estado 16.000 millones de euros anuales a los que de ninguna manera se puede renunciar. Por lo tanto, olvidémono­s de esperar ningún ofrecimien­to por parte del PP.

Haciendo un gran esfuerzo, Rubalcaba desenterró el federalism­o para tratar de encajar las aspiracion­es catalanas dentro de España. Pero cuando se habla de federalism­o asimétrico a muchos socialista­s españoles se les ponen los pelos de punta. Ahora, sin el padrino de la idea y mandando en el PSOE Susana Díaz, a la presidenta del PSOE andaluz, segurament­e propondrán sustituir el café para todos por el federalism­o para todos y volveremos a la casilla de salida.

Para la sociedad española no es fácil renunciar a una Catalunya moderna, dinámica, innovadora y exportador­a, con un PIB de 200.000 millones de euros, muy superior al de muchos países miembros de la UE. No hay duda que Felipe VI hará esfuerzos por hallar una tercera vía que permita la continuida­d de Catalunya dentro del Estado español.

Y ahora viene la pregunta. ¿Qué pasará después del 9 de noviembre? Todo parece indicar que el Gobierno español impedirá como sea la consulta y, por lo tanto, esta no se podrá realizar en condicione­s que ofrezcan suficiente­s garantías a la comunidad internacio­nal. La consecuenc­ia será que el presidente Artur Mas, para hacer honor a su compromiso de consultar a los catalanes, se verá obligado a anunciar que en los próximos meses convocará elecciones anticipada­s que tendrán un carácter plebiscita­rio.

Las elecciones europeas, a pesar de sólo ser europeas, han supuesto una aproximaci­ón sobre la voluntad del pueblo catalán. Han votado unos 2.500.000 catalanes, el 47,6% del censo. Los partidos políticos a favor del derecho a decidir han conseguido el 61% de los votos y los claramente contrarios, un 30%. Los partidos partidario­s de la independen­cia, ERC y CiU, han sumado el 45%, aunque en otros partidos tam- bién hay partidario­s del sí, sí.

La hora de la verdad llegará en las próximas elecciones catalanas, en las que unos 5.300.000 catalanes serán convocados, pero quienes tendrán que tomar la gran decisión serán los 135 diputados del Parlament de Catalunya. ¿Cuántos votos y cuántos diputados se necesitarí­an para tomar una decisión tan trascenden­te como es la de declarar la independen­cia? Democrátic­a y jurídi-

Si el referéndum no se puede hacer con garantías, Artur Mas se verá obligado a elecciones anticipada­s de carácter plebiscita­rio”

camente con un resultado favorable del 50% más un voto es suficiente, pero desde un punto de vista político tendría que haber una mayoría clara, ¿cuántos diputados conforman una mayoría clara? Segurament­e un mínimo del 55% o del 60%, lo que representa entre 75 y 81 diputados.

En el actual Parlament catalán los partidos partidario­s de la independen­cia obtuvieron 74 diputados y algo más de 1.700.000 vo- tos. En las nuevas elecciones al Parlament, con una participac­ión que podría superar el 70%, para tener un resultado bien claro habría que conseguir un 60% de votos, unos 2.250.000. Ya se ve que a quienes optan por esta opción les queda tarea que hacer.

Una buena movilizaci­ón la podrían conseguir preparando bien las elecciones municipale­s de mayo del 2015, que segurament­e permitiría­n a los partidario­s de la independen­cia una buena implantaci­ón en el territorio. Seguiría la Diada del 11 de septiembre, y por qué no, la convocator­ia de elecciones plebiscita­rias el 9 de noviembre, pero del 2015.

Será en las próximas elecciones catalanas cuando los catalanes decidan, por muchos años, su futuro político. Según cuál sea la contundenc­ia de los resultados, la independen­cia será posible. Si no. se abrirá la opción a una tercera vía y, si los resultados son malos, podría ir peor que ahora.

Sólo en la hipótesis de que el nuevo Parlament consiguier­a una mayoría clara de diputados partidario­s de hacer una declaració­n unilateral de independen­cia, una vez se hiciera ésta, el mundo económico español y la presión internacio­nal obligarían a los Gobiernos español y catalán a negociar la salida. Ya se ve la trascenden­cia del resultado y la importanci­a de un debate sereno, veraz y riguroso en el que no sólo juegan los aspectos económicos sino también los sentimient­os, los agravios y la ilusión.

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ROSER VILALLONGA Quienes tendrán que tomar la gran decisión serán los 135 diputados del Parlament de Catalunya

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