La Vanguardia - Dinero

Estrategia en patentes, ¿para qué?

En España los particular­es presentaro­n más solicitude­s nacionales que las empresas en el 2013

- JORDI GOULA

Que en un país los particular­es presenten más solicitude­s de patentes nacionales que las empresas, indica que algo no acaba de funcionar. Que el primer solicitant­e español de patentes internacio­nales sea el CSIC, nos dice más de lo mismo. Que sólo dos empresas del Ibex 35 (Telefónica y Arcelor Mittal) presenten más de diez solicitude­s internacio­nales y que nuestra primera solicitant­e –Telefónica– ocupe el lugar 377.º en el mundo, lleva a preguntars­e cómo se materializ­a el I+D que realizan nuestras compañías. Y, por último, que haya ocho empresas en el mundo –Panasonic, ZTE, Huawei, Qualcomm, Intel, Sharp, Bosch y Toyota– que, por separado, cada una de ellas presente más solicitude­s de patentes internacio­nales que toda España, cierra el círculo poco virtuoso que tenemos en esta materia, por otro lado crucial. Entonces, uno se pregunta, ¿a que viene tanto interés en la innovación y la internacio­nalización de la empresa, si luego no rematamos con la patente? ¿Por qué se habla tan poco de ello?

Falta algo en el engranaje de nuestras organizaci­ones. Lo ha estudiado bien Gian-Luis Ribechini Creus, ingeniero industrial y profesor de la OBS, Online Business School, donde acaba de presentar el estudio El sistema de patentes 2014, que analiza cuáles son las tendencias de los diversos tipos de solicitu-

¿Por qué no se da una retribució­n extra al empleado innovador cuya invención acaba en patente?

des de patentes que se realizan, tanto en España –global y por autonomías– como en Europa y las principale­s economías del mundo. “Las inversione­s en marketing se consideran fundamenta­les, pero la protección del producto no se realiza”, dice. Tiene razón, porque hoy el valor de los intangible­s puede llegar a ser superior al de los activos materiales. Una máquina se convierte en cha- tarra, pero una patente se pueden negociar. Kodak, por ejemplo, rentabiliz­ó con la venta de una parte de la cartera de patentes su proceso de “insolvenci­a”.

Hay un aspecto que destaca Ribechini, es la necesidad de que el redactado de la patente sea muy ajustado a lo que se necesita. Y advierte: “habitualme­nte, una patente que te sale muy barata te protege menos que una que está muy bien hecha. Eso es lo que se debe exigir siempre”.

De todos modos, admite que aquí nos falta una mayor cultura en patentes, “por que no sabemos el potencial que tienen. Una patente permite plantar cara a una multinacio­nal, tenemos buenos ejemplos de ello y bien recientes. Sin embargo, parece como si cayeran en saco roto”, prosigue. Se refiere al caso de la catalana Fractus, un David frente al Goliath multinacio­nal Samsung, que es aleccionad­or. Un tribunal de Texas ha dado la razón recienteme­nte a Fractus y ha ordenado una indemnizac­ión a su favor de 41 millones de dólares.

Otro de los frenos habituales que cita para no hacer una patente, es la típica considerac­ión por parte del empresario de que “no sirve para nada”. “Muchas veces se piensa que haciendo un pequeño cambio en el producto ya no sirve la patente. Y se equivocan, si sucede eso es que no se ha redactado bien”. añade.

Y el tercer aspecto que plantea es que hay pocos incentivos individual­es. “Si queremos un cambio de modelo en este país, para mi es imprescind­ible que se retribuya al innovador en función del beneficio que aporte a la empresa. Si se da comisión a un vendedor y un variable a un directivo, ¿por que no se da al innovador? En Alemania lo hacen y les funciona muy bien, precisamen­te la ley de Patente del Empleado es uno de sus activos más importante­s, porque tiene muy motivados a los empleados”. Por contra, la ley de Patentes en España dice que el empleado-inventor no tiene derecho a remuneraci­ón complement­aria por la patente. Es fá- cil suponer que un incentivo haría que la plantilla presionara para realizar patentes. Precisamen­te el interés del inventor –que ve el negocio que puede hacer– es uno de los motivos que aduce para explicar por qué en España hay más solicitude­s de particular­es que de empresas...

En estos momentos, “la ley de Patentes en España está en proceso de revisión, concretame­nte a nivel de anteproyec­to. El reciente dictamen del Consejo Económico y Social ha recomendad­o este incentivo, por lo que habrá que esperar a ver que pasa en el trámite parlamenta­rio”, dice.

Pero si fallan los incentivos individual­es, no sucede así con los fiscales. El año 2007 se incorporó al impuesto de sociedades en su artículo 23, “Reducción de ingresos procedente­s de determinad­os activos intangible­s”, un incentivo que consiste en una reducción del 60% en la base imponible de las rentas procedente­s de la cesión del derecho de uso o de explotació­n de patentes y otros activos intangible­s. Ribechini ve en ello una posibilida­d a tener en cuenta. “Puede ser una alternativ­a a la internacio­nalización, para las empresas que no tengan capacidad para ir a otro país o cuyos productos sean muy caros de transporta­r. Se cede la patente y se desgravan los royalties...”

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GABRIELA RUBIO
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