La masía de Pepe Cortés
Muebles creados por él mismo conviven con obras de Ràfols Casamada y Mariscal
Pepe Cortés se formó como interiorista en la escuela Eina de Barcelona, donde luego dio clases. A principios de los setenta creó el Grupo Abierto de Diseño y se dio a conocer con trabajos en bares y restaurantes como Azulete (FAD) y Tragaluz (FAD), bodegas como Terra Remota, tiendas como Tascon o la del CaixaForum, Cosmocaixa (Premio FAD) y un largo etcétera. Pero sobre todo fue a partir de 1981, en los tiempos en los que comenzó a crear muebles distintos, cuando su trabajo se volvió más mediático. Este interiorista tiene mucha obra y muy personal a la vista. Pero su hogar no tiene nada que ver con ello. Ahí es donde se deja llevar más que nunca por la intuición. Por el dejar fluir las horas, por la paz que le proporciona el paisaje empordanés donde está ubicado Mas Palet, que comparte con Lola Arpa. Por la omnipresencia de la naturaleza.
Hay muchos muebles suyos, sí, pero también hay un montón de piezas recogidas de aquí y de allá. Un mix de objetos nuevos y viejos, muchos de anticuario e inclu- so algunos procedentes de desguaces que han convertido esta vieja masía en un lugar más que habitable. Un lugar cálido en el que también hay lugar para creaciones insólitas. Es el caso de la la escultura La moños, de Juan Benassar, o del muñón del tronco de una encina centenaria que Fernando Amat reconvirtió en un “mono escultura”. O esa mesa de tableros de roble que el propietario convirtió en mesa de jardín.
Pepe Cortés acumula una dilatada trayectoria de cuarenta años en el mundo del diseño de interiores y de producto, y, sin embargo, asegura que lo de menos son las firmas. “Lo que vale es que casen con el espacio, que encuentren su lugar y su utilidad", explica el que fue premio Nacional de Diseño del 2006. No falta en su casa el famoso Jamaica. Se trata de “su” taburete. Sucedió así: “Hice una discoteca hace muchos años en Lleida, y quería un taburete para las barras. No encontraba el adecuado así que aproveché que había una fundición de aluminio y que disponía de industriales muy buenos. Adapté el asiento de un tractor y le puse cinco patas en lugar de tres y surgió el Jamaica. Un irrompible y un éxito. Un fenómeno aún hoy día”.