El difícil equilibrio salarial
Patronal y sindicatos ultiman un nuevo pacto de rentas para el 2015
El presidente Mariano Rajoy; la ministra de Empleo, Fátima Báñez; los presidentes de CEOE y Cepyme, Juan Rosell y Antonio Garamendi, y los secretarios de UGT y CC.OO., Cándido Méndez e Ignacio F. Toxo
MARIANO GUINDAL
“Los sindicatos nos han dado a todos un ejemplo de responsabilidad”. La frase no corresponde a Pedro Sánchez ni a otro dirigente del PSOE o de IU, sino al secretario de Estado de Comercio, Jaime García Legaz. Esta opinión la comparten buena parte de los miembros del Gobierno y del mundo económico, quienes valoran el gran esfuerzo que están realizando CC.OO. y UGT para consolidar la recuperación económica y crear empleo.
Durante los años de plomo de la crisis los trabajadores perdieron poder adquisitivo para contribuir a amortiguar la destrucción de empleo. Así, en el 2012 los salarios sometidos a la negociación colectiva subieron un exiguo 0,5% con una inflación del 2,4%. Aquel año se perdieron 363.300 empleos, la mitad de los que se habían destruido un año antes durante el Gobierno de Rodríguez Zapatero, cuando los salarios crecían más que la economía. El siguiente ejercicio volvió a repetirse la situación, las rentas salariales aumentaron un 0,6% con un IPC del 1,4%. Esta pérdida adicional del poder adquisitivo de los salarios limitó la destrucción de empleo en el 2013 a unos 189.000 puestos de trabajo.
La tendencia de contención de los costes laborales se agudi- zó en el 2013, tras la entrada en vigor de la reforma laboral de Fátima Báñez y del pacto alcanzado en muchas empresas para recortar salarios y evitar el quebranto de las empresas ante su difícil situación financiera. Eso explica que durante el año pasado los salarios cayeran una décima. Esa fue una de las razones que permitieron ganar competitividad a la economía española y que se convirtió en una de las principales palancas para que el PIB creciera el 1,4% y se crearan 430.000 empleos netos. Paradójicamente, a pesar de la moderación en el incremento de los sueldos, las rentas de los trabajadores no perdieron poder de compra, dado que los precios en España disminuyeron más de un punto.
Ante este panorama, patronal y sindicatos llevan meses negociando un nuevo acuerdo sobre la negociación colectiva para el 2015. Las previsiones oficiales para este ejercicio son que la inflación vuelva a ser negativa, que la economía crezca el 2% –aunque muy probablemente se acerque más al 3%– y está previsto que se creen cerca de medio millón de nuevos puestos de trabajo. En este escenario de clara recuperación de la economía ¿cuánto deberían subir los salarios?
Para el Gobierno y la patronal se debería mantener el objetivo de limitar el incremento salarial en un 0,6%. Esto permitiría recuperar una buena parte del poder adquisitivo perdido gracias a la caída de los precios: “Lo ideal –comenta el jefe de la oficina económica de La Moncloa, Álvaro Nadal– sería que los salarios ganasen un poco de poder adquisitivo y que las empresas pudieran seguir ganando competitividad frente a los productos que se fabrican en el exterior”.
Sin embargo, para los secretarios generales de CC.OO, Ignacio Fernández Toxo, y de UGT, Cándido Méndez, la situación ha cambiado y ha llegado el momento de poner punto final a la austeridad. Según argumentan, es el momento de incrementar significativamente los salarios para ayu- dar al BCE a cumplir con su objetivo de inflación del 2%. De esta manera, se podría recuperar una buena parte del poder de compra que se perdió durante la crisis, lo que permitiría incrementar el consumo interno y la creación de puestos de trabajo.
Para el presidente de la CEOE, Juan Rosell, eso sería un grave error ya que se incrementan los salarios pero los productos españoles no son competitivos. Tal como augura, lo que acabará pasando es que los trabajadores terminarán comprando productos fa- bricados en otros países porque tienen una mejor relación calidad-precio. Eso significaría crear empleo en otros países en vez de crearlo en España.
El Gobierno considera que el pacto de rentas que está a punto de firmarse en el acuerdo sobre la negociación colectiva para el 2015 es fundamental para consolidar la salida de la crisis. Si se baja la guardia aprovechando que estamos en un año electoral, podríamos tirar por la ventana la ganancia de competitividad lograda con tanto sacrificio.
Lo ideal sería que la inflación subiese este año un 0,5% en España y un 2% en Alemania. Esto nos permitiría continuar ganando competitividad frente a nuestros socios e incrementar nuestras exportaciones a la zona euro. No hay que olvidar que el 34% de los productos que se fabrican en España se venden al exterior, mientras que en Alemania superan ya el 50%. Reducir esa brecha es lo que permitiría crear empleo de calidad de una manera estable.
Este fue el objetivo que se persiguió en 1997 cuando se firmó el primer acuerdo interconfederal sobre negociación colectiva. A partir de ese momento se tomaron como punto de referencia para subir los salarios el objetivo de inflación fijado por el Gobierno y la situación financiera de cada empresa. Combinar poder adquisitivo y productividad era fundamental para crear empleo. Ahora el debate se centra en si es prioritario apoyar la competitividad o el consumo.