La Vanguardia - Dinero

¿Hay margen para el acuerdo?

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Poco, pero lo hay. No parece probable que los países del norte de Europa acepten la convocator­ia de una conferenci­a sobre deuda. Pero esto no implica que no pueda hablarse, con menos fanfarria, de maneras de aliviar el peso de la deuda pública a Grecia. Varufakis cree que hay “mecanismos financiero­s creativos” que permitiría­n al Gobierno alemán ir al Bundestag “sin tener que pedir que se condone parte de la deuda griega”.

El conflicto podría producirse si Atenas no cede en su exigencia de obtener una quita al valor nominal concedidos por sus socios europeos en el 2010 para evitar la quiebra.

La otra gran batalla se librará en torno a la dirección de la política económica europea. François Hollande y Matteo Renzi han fracasado en su intento de forzar a Angela Merkel a un cambio de rumbo. La necesidad de llegar a un acuerdo con Grecia que garantice su permanenci­a en la zona euro puede ser la excusa perfecta para rebajar el ritmo de la consolidac­ión fiscal en Europa. Mario Draghi, con su plan de estímulos monetarios, ha preparado el terreno para el cambio. de la deuda. La esperanza en Bruselas es que se conforme con el uso de dos herramient­as que pueden llevar a que el coste de la deuda en términos reales quede muy disminuido a corto plazo: otra rebaja de los tipos de interés (aunque no hay mucho margen pues Atenas ya paga poco más que el precio de mercado al que sus acreedores se financian) y estirar de nuevo los plazos para devolver el dinero. Ahora mismo, tiene 32,5 años más un periodo de carencia de 10 años para reembolsar al MEDE. Y casi 30 años para los préstamos bilaterale­s

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