Una vida propia
Hace poco más de un año un chatarrero encontró uno de los huevos de Pascua del joyero ruso Carl Fabergé enredado entre baratijas en unmercadillo de antigüedades de segunda mano. Labrado en oro y decorado con diamantes y zafiros fue creado por el joyero como regalo del zar Alejandro III para la zarina Maria Feodorovna en 1887. Y, claro, tenía unvalor excepcional. Ni másni menos que 23,8 millones de euros fue lo que un coleccionista le dio al afortunado chatarrero por ese huevo imperial de 8,2 centímetros de altura que por fin pudo exponerse de nuevo en público desde que figuró en una exposición de Tesoros Imperiales en San Petersburgo en 1902.
Esa historia y tantas otras que rodean las creaciones excepcionales de Fabergé han dado lugar a un especial evento cinematográfico que comenzó el lunes pasado en el cine Callao de Madrid y termina mañana. Se trata de Faberge: A Life of its Own (Fabergé: Una Vida Propia) y cuenta la fascinante historia del nombre más prestigioso en la industria del lujo, ofreciendo unacceso sin precedentes a las más estimadas colecciones privadas, comentarios de reconocidos expertos y entrevistas con los descendientes de la familia Fabergé. Pero sobre to- doesundocumentoquedalasrazones de los desorbitados precios que llegan a pagarse por los bellos huevos Fabergé. No es sólo porque están fabricados con valiosos materiales, como el jade, el oro y la plata, y contenían piedras preciosas, entre ellas, esmeraldas y rubíes, sino porque cada uno de ellos esconde una historia fascinante. Incluida la del Huevo Perla, realizado en 2015 para celebrar 100 años de la producción del último huevo imperial, creado para el zar Nicolás II con más de 3.000 diamantes y perlas.