¿Mejor educación?: Finlandia
¿Cambio de ministro de Educación y nuevos planes? Para una legislatura tan corta parece difícil, pero a diferencia de los anglosajones, lo propio del centralismo hispánico es volver a empezar para que todo siga igual.
Después de la Guerra civil se decía en Catalunya, “Aquest passa més gana que un mestre
d´escola”. La República dedicó importantes recursos para mejorar la educación de todos los ciudadanos y construyó nuevas escuelas y los maestros tuvieron que superar duras oposiciones. Federico García Lorca y una verdadera troupe de intelectuales y artistas recorrían los pueblos para transmitir la cultura y el teatro en general. Todo eso cambió en la larga dictadura, que introdujo el pensamiento único y desplazó la enseñanza en la lengua de Catalunya ¿Qué modelos tenemos ahora?
Finlandia tiene algunos elementos comunes a Catalunya. Ellos tuvieron que luchar contra los intentos de dominio de la Unión Soviética, pero la habilidad del presidente Kekkonen hizo posible que se alejara del poderoso vecino y llegara a conseguir ser miembro de la Unión Europea, a pesar de las políticas de Moscú. Construyeron un país basado en el estado de bienestar y en la convivencia de dos comunidades muy distintas. Con una población por debajo de la de Catalunya, tiene dos lenguas oficiales, el finés y el sueco, debido a los siglos en que el país estuvo bajo la corona de Suecia. El Partido del Pueblo Sueco tiene el 5,6% de los escaños en el Congreso y la enseñanza se da en las dos lenguas oficiales. Es uno de los países que más destinan a la educación pública, el 6,8% del producto interior bruto (PIB).
En la escuela primaria –como sucedió en Catalunya en la Escola del Mar, antes de la dictadura– se aprende por interés, no por obligación, pues las escuelas no son centros de instrucción sino lugares enlos quese aprende por la pasión de conocer, porque es una actividad divertida, alegre, afortunada y que se ejercita por placer. En Finlandia, la profesión de profesor es una de las más respetadas por la sociedad y no todos pueden llegar a serlo, porque de los miles de candidatos anuales, sólo el 10% supera las duras pruebas. Están bien remunerados y sólo valen los que sienten la pasión de transmitir a los niños el descubrimiento de la vida. Deben tener estudios universitarios de posgrado y revelan una decidida pasión por mejorar su preparación. Sienten como suyas las escuelas y las mejoran con libertad porque son autónomos, pero con fines comunes. En general sienten el entusiasmo por conseguir el progreso de los ciudadanos. Los resultados de las encuestas Pisa lo demuestran.
Todos están de acuerdo en que “la mejor inversión es gastar en la gente”. Quieren para sus niños la mejor formación para que sean innovadores y puedan mejorar el país. Hasta el final de la secundaria no existen pruebas test ni exámenes. El Estado no es el que más sabe de educación, sino los profesores, los directores, los padres y la comunidad más próxima. En la naturaleza nada se produce a saltos. Los biólogos describen que en los mamíferos los embriones siguen un crecimiento orgánico. En las organizaciones también, porque en la sociedad moderna el trabajo se realiza en grupo. Finlandia quiere redes nacionales de educación unidas por los lazos que crea la pasión, no los fríos reglamentos y las leyes.
En la primaria se combinan a la vez juego y aprendizaje, pues son lugares para que la enseñanza sea algo divertido, alegre, algo afortunado que da placer. Parecen creer que hemos venido a este mundo para ser felices desde temprana edad. En las últimas décadas, las autoridades –de derechas o izquierdas, eso no importa cuando se tiene sentido de Estado– están de acuerdo en que la forma de alcanzar un progreso continuado es invertir en educación. Según algunas investigaciones, la educación explica, por su excelencia, el 25% del crecimiento y progreso de Finlandia. Se trata de alcanzar el desarrollo bordeando el filo de lo mejor.
La educación pública es gratuita para todos, lo que incluye la matrícula o los pagos mensuales, la comida, los materiales para el aprendizaje, los libros de texto, el transporte escolar, los nuevos equipos informáticos y las tutorías para los estudiantes. Los profesores hacen sus propias evaluaciones continuadas y no dan notas numéricas pues se dedican a ayudar a sus estudiantes a concentrarse en el aprendizaje en un ambiente de libertad, en el que se les estimula a ser creativos y a tomar riesgos (a partir de la secundaria). Para los profesores no es fácil dar testimonio de que se aprende durante toda la vida. Ellos lo llaman
life-long learning. Desde la enseñanza primaria a la universidad y desde luego mediante los institutos politécnicos.
Finlandia tiene un sistema extraordinario de escuelas politécnicas. Se concibió para el desarrollo tecnológico de cada región. Se fomenta el espíritu emprendedor, las ciencias y la ingeniería y la mejora del medio ambiente. Los países pequeños sólo avanzan gracias a la educación, la vocación internacional y las inversiones en las mejores escuelas politécnicas, que en el modelo escandinavo promueven y desarrollan los municipios. También son estos los que promueven el espíritu empresarial, la internacionalización de las ciudades y la creación de empleo.
En Madrid, algunos populistas difundieron el objetivo de conquistar el cielo. Los países escandinavos, mediante gobiernos socialdemócratas, consiguieron el estado del bienestar y una educación pública de primer orden. Algún día podría ocurrir también en la ciudad de Barcelona, porque es el mejor medio de crear empleo para los habitantes de los barrios menos favorecidos.
Esos fueron los planteamientos del extraordinario plan estratégico de Barcelona Global, concebido por un grupo de emprendedores y líderes de la sociedad civil que pretendían recuperar el papel internacional de la ciudad.
Finlandia es uno de los países que más destinan a la educación pública, el 6,8% del PIB y la profesión de profesor es de las más respetadas” Según algunas investigaciones, la educación explica, por su excelencia, el 25% del crecimiento y progreso de Finlandia”