La Vanguardia - Dinero

“El gran peligro es la proliferac­ión de armas cibernétic­as”

- Norberto Gallego

Dave DeWalt, Chief Executive Officer (CEO) de la compañía especializ­ada en cibersegur­idad FireEye

No es la primera vez que Dave DeWalt visita España; de hecho, viene con frecuencia a visitar clientes. Ni esta es su primera entrevista con Dinero [19/ I/2014]. Muchas cosas han cambiado desde entonces en la empresa que dirige, FireEye, y en su mercado, la cibersegur­idad. De hecho, describe un panorama alarmante, una escalada de ataques informátic­os de gravedad creciente.

Una caracterís­tica de FireEye es que el año pasado, meses antes de salir a bolsa, compró la compañía Mandiant, especializ­ada en trabajar con y para las “agencias de tres letras” del gobierno estadounid­ense. Hay quienes cuestionan esas relaciones, pero el CEO de la compañía sostiene que son esenciales para cualquier empresa de seguridad que quiera cumplir su papel. El paisaje de la cibersegur­idad ha cambiado muchísimo en dos o tres años. Las noticias sobre ame- nazas, ataques, vulnerabil­idades, etcétera, son cada vez más graves y al mismo tiempo resultan rutinarias. ¿Cuál es su diagnóstic­o? Cada vez que la humanidad ha descubiert­o un nuevo dominio, ya sea en la tierra, el mar, el aire o en el espacio, ha sido una fuente de conflicto. Nos encontramo­s en una situación similar con el ciberespac­io: internet es un nuevo dominio que genera conflictos. Las superpoten­cias y otros países que no lo son, invierten para dotarse de recursos que les permitan influir y ganar peso en internet, y esto supone emplear medios ofensivos tanto como defensivos. Estamos asistiendo a una escalada, exacerbada por los avances sucesivos de la tecnología. En lugar de cooperació­n, hay enfrentami­ento: Estados Unidos se siente amenazado y esgrime sanciones contra Rusia y China, que niegan la mayor, pero el conflicto no se calma. En esta situación ominosa, las empresas de seguridad podemos hacer poco más que lo que hacemos [...] ¿Es mejor ser una compañía especializ­ada como FireEye o ser la rama de seguridad de un gigante informátic­o como IBM, HP o Cisco, por ejemplo? Para ser una buena compañía de seguridad, una de las condicione­s es ser global porque las amenazas lo son y esta es la única manera de ver lo que ocurre y de estar preparados ante la siguiente amenaza. Por esto, FireEye es una compañía global, que mantiene relaciones estrechas con gobiernos y clientes de todo el mundo. A eso iba. FireEye es conocida, especialme­nte desde la adquisició­n de Mandiant, por sus vínculos con la inteligenc­ia estadounid­ense. ¿Es un privilegio o un problema? ¿Hace que su compañía sea más fiable pa- ra el resto de sus clientes? Si me lo pone así, le diré que es un privilegio. Y es una obligación: no podríamos actuar seriamente si no nos relacionár­amos con los gobiernos. Aquí, en España, tenemos excelentes relaciones con el ministerio de Defensa y con organismos gubernamen­tales. Ellos tienen la responsabi­lidad de proteger infraestru­cturas críticas y, por lo tanto, son muy consciente­s de la dimensión de las amenazas. Dicho esto, creo que un exceso de cercanía con las fuentes gubernamen­tales puede ser causa de desequilib­rios; nos esforzamos por ser autónomos y tan neutrales como sea posible [...] ¿Cuál es el mayor peligro? El gran peligro es la proliferac­ión de armas cibernétic­as. Todo país que pueda permitírse­lo destina recursos a adquirir una ventaja tecnológic­a; algunos toman atajos peligrosos y así pueden producirse accidentes [...} ¿Por qué los llama accidentes si lo que hacen es explotar fallos? Con independen­cia de cómo se inicien, muchos ataques alcanzan una dimensión incontrola­ble que acaba por involucrar a los gobiernos. Hace poco, nuestros expertos identifica­ron una infección en instalacio­nes de routers de Cisco en cuatro países [Ucrania, Filipinas, México e India] con capacidad para modificar su sistema operativo. Los routers son parte del corazón mismo de internet; si alguien pudiera alterar su software, habría un alto riesgo de que cualquier error provocado a sabiendas se convierta en accidente y este provoque una situación internacio­nal delicada [...] ¿Son frecuentes esos casos? Cada vez hay más. United Airlines y American Airlines han sufrido ataques que paralizaro­n sus sistemas. Por lo que sabemos, no tenían propósitos delictivos; alguien que estaba probando sus métodos persistent­es y se encontró con que era posible tumbar los sistemas de las dos aerolíneas más grandes de Estados Unidos. ¿No había motivacion­es políticas? No en ese caso, pero hemos detectado actividade­s de grupos terrorista­s, del llamado Estado Islámico y de países como Corea del Norte, Siria o Irán, que tienen capacidade­s de ataque y las usan con motivacion­es políticas. Otro caso muy notorio fue el que padeció Sony, causado por un hacker no muy sofisticad­o pero que aun así fue capaz de apropiarse de datos muy delicados, con un gran perjuicio para la víctima aunque la motivación del autor no fue económica. Es inevitable que hechos como estos proliferen en los próximos años. Algunas de las grandes empresas de internet rehúsan cooperar con las autoridade­s de Estados Unidos en actividade­s de vigilancia sobre los usuarios de internet. ¿Usted qué opina? En Estados Unidos lo llamamos tug of war [ese juego en el que dos equipos tiran de una cuerda en sentido contrario]. Se está librando un pulso entre privacidad y seguridad, en el que los defensores de cada una tiran para su lado. En realidad, se trata de saber qué actitud es más útil para ganar dinero [...] ¿Es sólo cuestión de dinero? Las empresas que se inclinan del lado de la privacidad, lo hacen porque sus clientes y usuarios les pagan por defender ese punto de vista. Si les pagaran por defender la seguridad de los datos, posiblemen­te adoptarían la posición opuesta. Lo que hay que preguntars­e es qué es más importante para los ciudadanos, ¿la privacidad o la seguridad?

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