La Vanguardia - Dinero

El coste fiscal de la crisis bancaria en Europa

- JOAQUÍN MAUDOS CATEDRÁTIC­O DE ANÁLISIS ECONÓMICO DE LA UNIVERSIDA­D DE VALENCIA

El BCE acaba de hacer balance del brutal coste público de la reciente crisis bancaria. El coste fiscal acumulado entre el 2008 y el 2014 sube al 4,7% del PIB

Algo que irrita y con razón al ciudadano de a pie es que con fondos públicos se rescaten bancos. Y para evitarlo, en Europa se ha dado un paso importante para que en el futuro sean los propios bancos y sus acreedores los que “paguen el pato” y no el bolsillo del contribuye­nte. Así, en el contexto de la unión bancaria, ya ha entrado en vigor el llamado mecanismo único de resolución (que establece los criterios a seguir para resolver y reestructu­rar bancos) y en el 2016, las nuevas reglas del no rescate ( bail in) que establecen el orden de prelación al asumir pérdidas cuando un banco tenga dificultad­es. La premisa básica de todas estas medidas junto con otras regulacion­es adicionale­s (como exigir a la banca más capital) es que todo sea “sin coste para el contribuye­nte”.

El Banco Central Europeo (BCE) acaba de hacer balance del brutal coste público de la reciente crisis bancaria cuantifica­ndo el coste fiscal acumulado para el periodo 20082014. Asciende al 4,7% del PIB de la eurozona, lo que ha exigido incrementa­r la deuda pública por un importe equivalent­e al 4,8% del PIB. De ese coste fiscal, 1,8 puntos porcentual­es es déficit público y los 2,9 puntos restantes tienen su origen en la adquisició­n de activos financiero­s a los bancos.

España no destaca por el coste fiscal asociado al rescate bancario, ya que equivale al 5% de su PIB, sólo tres décimas por encima de la media europea. Irlanda (31,1% del PIB) y Grecia (22,1%) son los países cuyos contribuye­ntes más han sufrido las consecuenc­ias de la crisis bancaria. Incluso la todo poderosa Alemania no se ha librado de las secuelas de la crisis bancaria, con un coste fiscal del 8% de su PIB, superior al de España, que le ha obligado a emitir deuda por importe igual al 8,2% del PIB, lo que explica la mayor parte del crecimient­o de la deuda pública alemana (un envidiable 11% del PIB, el menor de toda la eurozona, frente al 27% del promedio europeo o al 62,2% de España) en los años de crisis.

Si nos centramos en las ayudas que se han perdido y que ya engrosan, por tanto, el déficit público, en España el coste acumulado desde el 2008 al 2014 (4,4% del PIB) supera con creces al de la eurozona (1,8%), y sólo es superado por Irlanda (24,1%), Grecia (12,5%), Eslovaquia (12%) y Chipre (8,5%). En euros contantes y sonantes estamos hablando de más de 40.000 millones que han salido del bolsillo del contribuye­nte y que se han perdido.

La crisis bancaria ha tenido un impacto muy desigual en el conjunto de Europa, ya que hay países en los que el coste fiscal ha sido nulo: es el caso de Italia y Francia. En estos dos países, y en Luxemburgo, incluso las ayudas a los bancos han generado superávit públicos, ya que han genera- do ingresos superiores a su coste.

¿Qué parte de los activos financiero­s comprados a los bancos con fondos públicos han sido recuperado­s? Sólo el 41% en la eurozona. De 800.000 millones de euros invertidos en comprar activos a la banca (8% del PIB), sólo se han recuperado por valor del 3,3% del PIB.

Además del coste fiscal, otra informació­n de interés que ofre- ce el informe del BCE son las garantías públicas otorgadas a la banca para hacer frente a la crisis, como por ejemplo la concesión de avales para emitir deuda. Estas garantías han llegado a representa­r el 7,6% del PIB de la eurozona, alcanzando un máximo del 190% en Irlanda. En España, el máximo se alcanzó en el 2012, con un riesgo asumido del 9,9% del PIB. No obstante, el riesgo vivo en el 2014,

es mucho menor: 2,7% en la eurozona, pero aun es del 5,2% en España. La buena noticia es que el coste fiscal de esas garantías ha sido hasta ahora marginal (0,01% del PIB en los países de la zona euro).

Como reflexiona con acierto el BCE, todavía hay margen de maniobra para que el coste fiscal de la reciente crisis bancaria siga aumentando, ya que los Gobiernos europeos todavía tienen garantías otorgados equivalent­es al 2,7% del PIB, a los que hay que sumar potenciale­s pérdidas en instrument­os creados para la gestión de los activos problemáti­cos transferid­os desde los bancos (los llamados bancos malos, como la Sareb). En España, las garantías vivas a final del 2014 ascienden al 5,2% de nuestro PIB, casi el doble que en la eurozona.

La moraleja que se obtiene de todas estas cifras es que no sólo es importante evitar a toda costa las crisis bancarias sistémicas, sino que como la historia desgraciad­amente se repite, es necesario minimizar su impacto sobre el bolsillo del contribuye­nte. En España hemos sufrido en nuestras carnes ese desagradab­le impacto, siendo el quinto país de la eurozona con un mayor coste fiscal como porcentaje del PIB. El gran antídoto tanto contra una nueva crisis bancaria como para evitar la utilizació­n de fondos públicos es la unión bancaria, con un supervisor único que vigile los bancos, con un mecanismo también único de resolución que disponga de un fondo aportado por los propios bancos para asumir sus potenciale­s pérdidas, y con unas nuevas reglas de juego que obliguen a los bancos y a sus acreedores a asumir sus pérdidas. Afortunada­mente la unión bancaria ya es una realidad, si bien alguna de sus piezas está en fase de construcci­ón.

No sólo es importante evitar a toda costa las crisis bancarias, sino también minimizar su impacto sobre el bolsillo del contribuye­nte”

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La nueva sede central del Banco Central Europeo
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