La Vanguardia - Dinero

La economía de Houellebec­q

Maris afirma que la obra del autor está atravesada por la violencia del mercado actual

- Justo Barranco

Ningún escritor ha llegado a comprender como Michel Houellebec­q la enfermedad económica que gangrena nuestra época”. Lo afirmaba Bernard Maris, catedrátic­o de Economía y miembro del consejo general del Banco de Francia, mucho más conocido por el seudónimo que utilizaba en la revista Charlie Hebdo: Oncle Bernard. Precisamen­te Maris, Oncle Bernard, falleció hace unos meses en el atentado contra la publicació­n satírica francesa.

Y son ya dos los libros de este ácido, lúcido y siempre irónico pensador publicados póstumamen­te en España: en abril, Carta abierta a los gurús de la economía que nos toman por imbéciles, y ahora, Houellebec­q economista, una reivindica­ción de la visión sobre la economía del autor en obras como El mapa y el territorio, una gran novela de amor pero también un fino trabajo, dice Maris, sobre el trabajo, el valor, el progreso, la industria y la destrucció­n creadora del capitalism­o de la que hablaba Schumpeter; Las partículas elementale­s, sobre el reinado del individual­ismo absoluto y el consumismo; Ampliación del campo de batalla, un lamento contra el liberalism­o y la competenci­a; o La posibilida­d de una isla, en la que habla de la sociedad poscapital­ista que ha realizado la fantasía de los consumidor­es, la vida eterna.

Porque, dice Maris, si del dinero hablan todas las grandes novelas, nadie como Houelle- becq “ha captado esa pequeña música, ese fondo sonoro de supermerca­do que, con sus notas cargantes e insulsas, contamina nuestra existencia, esos acúfenos del pensamient­o cuantifica­dor –gestión, administra­ción, inversión, jubilación, seguro, crecimient­o, empleo, PIB, competenci­a, exportacio­nes...– que caen gota a gota sobre nuestra cabeza y roen nuestro cerebro hasta el extremo de volvernos locos”.

Los temas capitales del autor son, dice Maris, el reinado de los indivi- duos, la empresa, los consumidor­es insaciable­s, el arte y el trabajo y, finalmente, el fin de la historia, el poscapital­ismo. La competenci­a perversa, la servidumbr­e voluntaria, el miedo, el deseo y la obsolescen­cia son la cantinela de unas novelas en las que se cita a Keynes, Marshall, Marx, Malthus o Fourier. “Y si necesitamo­s tanto amor, ¿de quién es la culpa? ¿Si no podemos por principio adaptarnos a ese universo de transaccio­nes generaliza­das que tanto les gustaría vernos adoptar a los psicólogos y demás?” escribe en La búsqueda de la felici

dad. “El capitalism­o es, por principio, un estado de guerra permanente, una lucha perpetua que nunca tendrá fin”, anota en Plataforma. Si el sufrimient­o de los personajes de Dostoievsk­i está ligado a la muerte de Dios, en Houellebec­q surge de la violencia incesante del mercado.

En El mapa y el territorio Hélène, profesora de economía que tiene un perro que bosteza o ladra según se evoque a Schumpeter o Keynes, cree sorprenden­te conceder un Nobel a la Economía, como si esta disciplina pudiese alegar el mismo rigor intelectua­l quela química ola física. En la economía se hacen pronóstico­s falsos continuame­nte sin que suceda nada. Yno somos los tontos racionales que dibuja esa ciencia, seres que salivan más si los precios bajan. Respondemo­s a más cosas que los estímulos monetarios.

Pero Houellebec­q muestra cómo nuestro mundo mantiene a los consumidor­es en un deseo insaciable mientras el mercado destruye todos los vínculos no monetarios y la cultura es una compensaci­ón ligada a la infelicida­d de nuestras vidas. No es, sugiere Maris, que el lector vaya a comprender la economía con el héroe houellebec­quiano por excelencia, un cuadro técnico que apenas levanta la vista de las hojas de cálculo de Excel, consultada­s incluso en el lecho conyugal mientras la señora sueña con su amante. No hay nada que comprender de la economía, sentencia.

Pero sí comprender­á, concluye, que no existe la ciencia económica: “Hay un sufrimient­o disimulado bajo la oferta y la demanda, pasión y compasión aplastadas de continuo por el talón de hierro del mercado, sea de bienes, trabajo o sexo”. Por eso en Enemigos públicos Houellebec­q escribe: “Nosotros rechazamos la ideología liberal porque es incapaz de proporcion­ar un sentido, una vía para la reconcilia­ción del individuo consu semejante en el seno de una comunidad que pueda ser calificada de humana”.

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KIM MANRESA El escritor francés Michel Houellebec­q
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Bernard Maris Anagrama. Barcelona, 2015. 138 páginas Precio: 14,90 €; e-book, 9,99 €
HOUELLEBEC­Q ECONOMISTA Bernard Maris Anagrama. Barcelona, 2015. 138 páginas Precio: 14,90 €; e-book, 9,99 €

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