La Vanguardia - Dinero

Inquietud y revisión de las previsione­s

- FRANCESC CARBONELL ESTELLER

En el trimestre que acabamos de cerrar las bolsas mundiales han tenido el peor comportami­ento de los últimos cuatro años. Esto ha ocurrido en un ejercicio en el que todos los analistas auguraban un buen año bursátil, y así ha sido con episodios de extrema volatilida­d hasta principios de verano. Sin embargo, las revaloriza­ciones que se habían acumulado han sufrido importante­s recortes y la mayoría de los índices mundiales se han situado muy cerca de los niveles de principios de año o incluso por debajo.

¿Qué ha provocado esta variación en las expectativ­as? Desde agosto se han detectado cambios significat­ivos en el entorno económico internacio­nal. Los más relevantes son el debilitami­ento de la demanda mundial, el deterioro de las condicione­s financiera­s en el conjunto de la economía global y, finalmente, la desacelera­ción del crecimient­o económico.

EL CASO CHINO

Es un hecho comprobado que la economía china ha reducido su ritmo de expansión. Es la segunda economía más importante del mundo con el 14% del PIB, y este menor crecimient­o tiene un impacto muy importante en el conjunto de la economía mundial. Es la mayor exportador­a, pero también una de las mayores importador­a de bienes y servicios del resto del mundo. La reducción de la demanda china, unida a la caída del precio de las materias primas, está afectando a los ingresos por exportació­n de países emergentes de Asia, América Latina y África. Pero también provoca un descenso de las exportacio­nes de los países desarrolla­dos. Los últimos datos sobre el comercio exterior ratifican esta situación. En septiembre las importacio­nes chinas, en tasa interanual, se han reducido el 20,4%, y las exportacio­nes hancaído un3,7%. Ello responde al cambio de modelo productivo, la contribuci­ón de la industria al PIB es inferior al 50% y ya es superada por la aportación de los servicios. Todo ello ha supuesto un debilitami­ento de la demanda mundial.

La segunda causa que ha provocado un cambio en las expectativ­as ha sido el deterioro de las condicione­s financiera­s a escala mundial. Su origen está en la liberaliza­ción del tipo de cambio del yuan por el Banco Popular de China (BPCh) de este verano, que ha significad­o unimportan­te factor de perturbaci­ón para las economías emergentes, más sensibles a las alteracion­es de los precios relativos. Además, la devaluació­n del yuan movilizó las reservas que el BPCh tenía depositada­s en la Reserva Federal de EE.UU. lo que provocó una fuerte reducción de la liquidez mundial, contribuye­ndo a los importante­s ajustes en las bolsas mundiales que han provocado una notable sensación de precarieda­d entre los inversores.

Todo ello, junto al efecto de la finalizaci­ón del quantitati­ve easing y a la previsión del inicio de la elevación de tipos de interés de la Reserva Federal, está afectando a las condicione­s de financiaci­ón de las economías emergentes, pero también está poniendo en duda que el volumen de reservas de la economía china pueda seguir financiado los déficits públicos y privados del resto del mundo al ritmo que lo venía haciendo.

Por último y como tercer factor que pesa en el ánimo de los inversores, hay que señalar las previsione­s de crecimient­o que están realizando las institucio­nes económicas internacio­nales más importante­s. Todas coinciden en queserá complicado conseguir los objetivos de crecimient­o mundial establecid­os para este año y el siguiente. El crecimient­o económico seguirá siendo demasiado débil para rebajar los niveles de endeudamie­nto y la presión deflacioni­sta no se ha corregido.

Todo ello ha provocado un cambio muy importante en el sentimient­o de los inversores, ya que tienen la certeza de que la previsión de crecimient­o delos beneficios de las compañías deberá ajustarse significat­ivamente ala baja. La fuertes caídas de las cotizacion­es ya han reducido los múltiplos, pero es preciso tener mayor visibilida­d de cómo evoluciona­ran los beneficios para poder establecer si el mercado está en precio o sobrevalor­ado. En este contexto marcadamen­te inestable se seguirán produciend­o episodios de alta volatilida­d que afectarán de manera negativa al sentimient­o delos inversores y, por tanto, a los índices bursátiles. Es necesario que se produzcan impulsos claros que propicien un cambio sólido en la tendencia negativa en la que en estos momentos se encuentra el mercado.

“La volatilida­d seguirá elevada lo que afecta negativame­nte al inversor y, por tanto, a las bolsas”

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PRESIDENTE DE BPB PATRIMONIA­L. ECONOMISTA Y ANALISTA FINANCIERO

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