Con Barcelona a sus pies
Vallvidrera y Tibidabo atraen a compradores que valoran vivir en un parque natural en lo más alto de la ciudad y a pocos minutos del centro
Su ubicación en la parte más elevada de Barcelona, al sur de la sierra de Collserola, junto con su reducida oferta de viviendas concentrada en una extensión bastante limitada y poco poblada hacen de Vallvidrera y el Tibidabo el área prime más singular de la urbe. En este mercado tan específico esencialmente de casas y torres unifamilares, como explica Jordi Llohis, gerente de la inmobiliaria Llebrenc de Vallvidrera, “durante 2015 hemos notado una subida notable de ventas, de cerca del 30% respecto a los dos últimos años. Y aunque seguimos teniendo clientes extranjeros, han aumentado los locales que se animan a comprar producto top, mayoritariamente en Vallvidrera, ya que en el Tibidabo cuesta mucho más vender, al estar más aislado y ser un núcleo residencial muy reducido”. EN BUSCA DE ALGO DISTINTO Francesc Quintana, CEO de la inmobiliaria Vivendex, con oficina en Vallvidrera, coincide en que este año “hay mucho más movimiento, con bastante demanda nacional interesada en las propiedades que van de los 600.000 a 1.200.000 euros” y recalca que este barrio “es un mundo aparte, con clientes entre los 35 y los 55 años que además de un alto poder adquisitivo tienen una sensibilidad especial por la naturaleza y la cultura, un perfil que sigue una línia muy parecida en los últimos años”. Asimismo, destaca que “en las viviendas encontramos mucha menos uniformidad que por ejemplo en Pedralbes”. Y es que aunque Vallvidrera creció como lugar de veraneo de las familias acomodadas de Barcelona a principios del siglo XX (muy visible en las calles Navarro i Reverter y Alberes, cerca de la estación del funicular), en las últimas décadas se ha consolidado como área residencial, en la que conviven casas de estilo modernista, clásico y contemporáneo, si bien estas últimas se venden mejor actualmente. “Que tengan piscina y zona ajardinada suele ser fundamental”, según Jordi Llohis, y en cuanto a tamaño, la media estaría en unos 300 m2.
Sin embargo, son la orientación y la vertiente de la montaña los elementos que marcan un abismo en lo que a precios se refiere. Llohis considera que “el hecho diferencial de nuestro entorno son las vistas a Barcelona y al mar. Como hay poco producto disponible, el comprador está dispuesto a pagar casi el doble por una propiedad con orientación este o sureste que por otra similar pero encarada hacia el Vallès”.
Así, Francesc Quintana estima que “una casa sin vistas a la ciudad costaría entre 3.000 y 4.500 euros el metro cuadrado sobre superficie construida, mientras que una con panorámica podría subir a más de 6.000 euros por m2”. ESCASEZ DE OBRA NUEVA Y ALQUILER En los últimos meses Llohis ha detectado “una mejora sustancial en la venta de parcelas, a un precio medio de unos 600 euros el metro cuadrado y cerca del doble si es un terreno con vistas a Barcelona”, aunque argumenta que “los que los compran son particulares que quieren construirse su propia vivienda. No hay promociones de obra nueva ya que el coste del suelo sobre el valor final de venta sería superior al 50%. Además, en Vallvidrera por regulación urbanística no se pueden construir viviendas plurifamiliares”.
Por otra parte, Llohis subraya la escasa oferta de alquiler premium: “hay muy pocas viviendas bien acondicionadas, por las que pueden pagarse entre 3.000 y 4.000 euros mensuales. Y el 90% las alquilan ejecutivos extranjeros”.
La demanda de casas ‘prime’ es principalmente nacional