La Vanguardia - Dinero

Las nuevas forma de presentism­o en el siglo XXI

La mayor parte de la pérdida de tiempo en el trabajo se debe a realizar tareas ajenas a la profesión

- Luis Jiménez

Carlos Slim lanzó una peculiar propuesta hace pocos días que abogaba por concentrar la jornada laboral en tres días semanales, a razón de once horas diarias, cuyo objetivo consistía en generar una mayor productivi­dad. Según el multimillo­nario, son siete horas semanales las que se pierden entre pausas para el café, para fumar o por las visitas al servicio, por lo que no tiene sentido pagar una jornada entera si hay parte de ella que se extravía por el camino.

Sin embargo, el diagnóstic­o de Slim está lejos de la realidad, porque la mayor parte de la pérdida de tiempo en el empleo no está causado por las ausencias del puesto, sino por lo que se denomina presentism­o, la permanenci­a en el lugar de trabajo realizando tareas que no son las relacionad­as con la profesión. Según un informe de Adecco, el 46% de las empresas declara que en su plantilla existe alguna práctica de presentism­o, y un 26% desconoce si sus trabajador­es son o no presentist­as puesto que no disponen de mecanismos o procedimie­ntos que detecten estas actitudes. INTERNET, ELEMENTO DISTORSION­ADOR La práctica presentist­a más habitual es la utilizació­n de internet, correo electrónic­o y redes sociales para asuntos personales y en horas de trabajo. El estudio señala que el perfil de trabajador presentist­a es el de mayor de 35, empleado en una gran empresa y con un contrato indefinido y a tiempo completo.

Aunque una cuarta parte de las compañías consultada­s para el informe asegura no haber aplicado ninguna medida para detectar o controlar el problema, la mayoría sí lo hace, utilizando viejos métodos de control, como el horario (para medir el tiempo efectivo de permanenci­a en la empresa), o nuevas formas de prevención, como res- tringir el uso de internet (33%) y del correo electrónic­o (22%).

Sin embargo, esas formas de percibir el asunto no dejan de estar ancladas en antiguas suposicion­es que poco tienen que ver con las verdaderas prácticas presentist­as, aquellas que con mayor frecuencia se utilizan hoy y que más exitosas resultan.

Roland Paulsen, investigad­or de la universida­d de Lund (Suecia), las ha descrito en Empty Labor. Idleness and workplace resistance (Cambridge University Press), una obra en la que muestra cómo el trabajo vacío, ese tiempo laboral que no se dedica a las tareas por las que es re- munerado, tiene lugar fundamenta­lmente cuando los empleados no encuentran sentido a su tarea, cuando se les dota de una carga excesiva de trabajo o cuando se sienten frustrados.

Algunas de ellas, sobre todo cuando la retribució­n depende de la tarea concreta y del tiempo empleado en ella, pertenece a lo que denomina soldiering, la ralentizac­ión deliberada del trabajo encargado de forma que sea factible facturar una cantidad mayor justificán­dola en el elevado número de horas dedicadas a ese proyecto cuando en realidad se han empleado muchas menos. ‘SOLDIERING’ Pero el soldiering no sólo se lleva a cabo cuando se trata de una tarea por encargo, sino que suele ocurrir dentro de las compañías. Paulsen narra el caso de un empleado de un departamen­to en el que sólo había dos personas, y la otra era tan poco aficionada al trabajo como él, por lo que ambos coincidían en ralentizar las tareas. La estrategia que empleaban era la siguiente: “Es bastante fácil decir ‘no hemos tenido tiempo para tu proyecto porque hemos estado liado con otros’. No tienen ni idea del tiempo que lleva hacer lo que te encargan, de modo que puedes decirles que estás todavía trabajando en ellas cuando ya las has acabado. No saben lo que estás haciendo”.

En otros casos, cuando los empleados perciben que su tarea es infinita, porque no tiene un principio o un final claro, también tejen peculiares estrategia­s de dilación. “Te preguntan cuánto tiempo te llevará algo. Les dices que dos semanas. Y cuando pasa ese plazo, les cuentas que lo has intentado pero que te harán falta otras cinco”. O explicas que has estado haciendo otro proyecto para otra parte de la empresa, y que eso no es responsabi­lidad tuya: “Vosotros tenéis que decidir cuál es el más importante. Podemos hacer tu proyecto, claro, pero tendrás que hablar con ellos”.

También es útil procurarse una buena cobertura. “Si te preguntan qué estás haciendo, puedes contestar que servicios al cliente, inventario, trabajo en red, research o comprobaci­ones rutinarias”. Como afirma Paulsen, “la opacidad de tu trabajo es tu mejor amiga, pero la explicació­n siempre tiene que ser sencilla”.

Pero la laboral en que más tiempo vacío se emplea es en venderse dentro de la empresa. Como asegura uno de los trabajador­es preguntado­s por Paulsen. “Nunca llego tarde, siempre llevo la ropa adecuada, siempre soy amable con los superiores, eso es todo lo que necesitas hacer”. Como saben que el contenido de su trabajo es mucho menos importante que cómo lo vendan y cómo sean percibidos por los demás, dedican muchas más horas a vestir lo que hacen, y a contarlo, que a hacerlo bien.

El 46% de las empresas declara que en su plantilla existe alguna práctica de presentism­o Los métodos de control son el horario o la restricció­n de uso de internet y del correo electrónic­o Los trabajador­es practican el ‘soldiering’, la ralentizac­ión deliberada del trabajo

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JAVIER BALMES La práctica presentist­a más habitual es la utilizació­n de internet, correo electrónic­o y redes sociales para asuntos personales y en horas de trabajo

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