Navidad, consumo y Ayuntamiento
El Ayuntamiento de Barcelona debería tener más claro que el consumo interno es la base más sólida y significativa de la recuperación.
Primero fue la eliminación de la pista de hielo de la plaza Catalunya de Barcelona. Después, el encendido de las luces de Navidad, quefinalmente se encenderán cuatro días antes del inicialmente previsto y seis después del encendido del año pasado. A pesar de la rectificación parcial, el Ayuntamiento sigue defendiendo que así pro mueve el ahorro energético, para que el comercio de los barrios no quede ahogado por la concentración de actividades y atractivos del centro y para favorecer el consumo responsable. Son razonamientos ideológicamente difíciles de combatir, pero ya es más dudo so que las medidas adoptadas contribuyan mucho a conseguir los.
El gran ahorro energético ya se consiguió sustituyendo las luces convencionales por leds, con una considerable inversión municipal. Estimular las compras en los barrios no tiene por qué estar contrapuesto con un centro de ciudad atractivo que, además, está muyvolcado en los turistas. Y cuando justo la del año pasado fue la primera campaña con una recuperación significativa del consumo después de años de estancamiento, no parece que el consumo compulsivo navideño tenga que ser la primera de las preocupaciones.
Es cierto que la Navidad concentra cada vez más las ventas anuales, fácilmente el 20%, y que no parece recomendable un incremento indefinido de este porcentaje. Pero todos sabemos que lo que es determinante es que los asalariados disponen de una paga extra que, en tiempo de crisis, les sirve para realizar gastos que los ingresos habituales no pueden cubrir y para darse, una vez al año, algún capricho. Si la renta media de las familias se recupera, no habrá que concentrar tanto las compras en el periodo navideño.
En cuanto al comercio en los barrios, pensar que unas cuantas actividades de animación más, financiadas con el ahorro de quitar la pista de hielo, revertirán en una dispersión mayor del gasto comercial indica un análisis muy superficial de las dinámicas profundas de la ciudad y de su comercio. Espera mosqueen los próximos meses el Ayuntamiento emprenda políticas más sustantivas para garantizar un abastecimiento comercial de calidad en los barrios y una cierta multipolaridad de la ciudad.
Finalmente, el Ayuntamiento habría de tener claro que el consumo interno es la base más sólida y significativa de una incipiente recuperación económica que en los próximos meses sufrirá los efectos de una coyuntura internacional menos favorable que hasta ahora. Corregir los efectos perversos de algunas manifestaciones de esta actividad y de este consumono nos tendría que hacer perder de vista que sólo una ciudad y una sociedad próspera podrán ser más justas.