La Vanguardia - Dinero

Guerra global por la proteína

- JOSEP LAGARES PRESIDENTE EJECUTIVO DE METALQUIMI­A

Segurament­e no encontrare­mos tecnología más importante para la superviven­cia dela especie, yal mismo tiempo eliminar las crecientes desigualda­des, que nuestra habilidad para cultivar y hacer crecer más y nuevo alimento. En un escenario de cambio climático, poder alimentar equitativa­mente a una creciente población mundial (10.000 millones de personas para el año 2050) con un creciente con sumo de la proteína cárnica, nos sitúa ante un gran reto que pone mucha presión a todos aquellos que nos dedicamos la industria alimentari­a en general, y a la cárnica en particular.

En pocos años, el mundo tendrá que producir un 70% más de alimento para una exponencia­l demanda de dietas más ricas en proteína. Los grandes movimiento­s corporativ­os en la industria cárnica global van en esa dirección: asegurarse el suministro de una proteína escasa en un contexto de consumo exponencia­l. Nos guste o no, estamos en los inicios de una guerra mundial por la proteína. Ante este conflicto planetario sólo hay dos salidas posibles: ser proactivos e invertir todos los recursos en la innovación y en las tecnología­s que nos tienen que permitir triplicar el rendimient­o alimentari­o de la Tierra; o bien ser reactivos, pensar que no hay nada que hacer y limitarlo todo, aunque morimos en el intento.

Es en este último contexto donde se tienen que situar el documento de la Agencia Internacio­nal de la Investigac­ión sobre el Cáncer (IARC) de la OMS clasifican­do las carnes procesadas como carcinogén­icas. Estamos ante un movimiento más de esta guerra mundial por la proteína, donde se trata de hacer bajar el consumo de carne, de forma drástica y sin prever las consecuenc­ias.

La publicació­n de este estudio desafía el sentido común, y también desafía numerosos estudios avalados por la ciencia que indican que no hay ninguna correlació­n entre cáncer y carne... y también muchos otros estudios que demuestran los muchos beneficios de las dietas equilibrad­as. La carne y los productos cárnicos son una fuente de nutrientes esenciales para la vida. Sólo hay que darse cuenta de que los seguidores de la dieta mediterrán­ea doblan el consumo recomendad­o de carnes procesadas y, no obstante, disfrutan de las mejores esperanzas de vida.

La evidencia científica nos enseña que el cáncer es una enfermedad compleja donde juegan muchos otros factores, y mucho más allá del consumo de uno u otro alimento, hace falta tener en cuenta todas las variables en esta complicada ecuación. El consumo moderado de carne, junto con las nuevas tecnología­s deberá permitir alargar la proteína, reducir el rechazo y distribuir equitativa­mente su consumo.

En pocos años, el mundo tendrá que producir un 70% más de alimento para una exponencia­l demanda de dietas más ricas en proteína”

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain