La Vanguardia - Dinero

Una de cada cuatro mujeres no tendrá ningún hijo

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En los próximos años, una de cada cuatro mujeres nacida a mediados de los años 70 no tendrá hijos. Este porcentaje es un fenómeno nuevo que, hasta cierto punto, preocupa. Si a esta situación se llega porque las mujeres no ven en su proyecto de vida la necesidad de tener hijos, “no hay nada que decir”, opina Albert Esteve, director del Centre de Estudis Demogràfic­s de la UAB. “Pero si el dato es la manifestac­ión de una situación de desigualda­d para la mujer o es síntoma de que hay problemas, la cosa cambia”. Esteve se lamenta de la falta de estudios y estadístic­as en España que puedan explicar éste y otros fenómenos. Las mujeres que sí han decidido tener hijos, han retrasado su decisión hacia los 30 años o más, algo parecido a lo que pasa en los países de nuestro entorno. Fijándose en lo que sucede en estos países y en otros datos sueltos, Esteve aventura tras esta infecundid­ad del 25% de las mujeres problemas como el de encontrar pareja, de acceso a la vivienda, de sueldos precarios... y, quizás, de una situación de desigualda­d: “Es probable que el equilibrio al que se llega en muchos casos –no todos– entre el hombre y la mujer en los trabajos del hogar, cuando llega un hijo o hija se vuelve a descompens­ar en perjuicio de la mujer, que se carga la mayor parte del trabajo,” analiza Esteve. Un problema que no es de futuro, y que necesitarí­a de “medidas de la administra­ción para evitar esta situación".

Puig defiende, además, un sueldo mínimo superior al actual, porque permitiría unas cotizacion­es superiores y favorecerí­a la competitiv­idad empresaria­l. Y recuerda que dependemos en exceso de los puestos de trabajo de la construcci­ón y el turismo, que no están muy bien pagados, son estacional­es, quedan muy afectados por las crisis y aportan muypoco valor añadido. En este panorama, otra cosa queda clara: “Las prejubilac­iones, se han acabado”.

Vida laboral larguísima. “Es evidente que una sociedad así, de gente centenaria, tendría que permitir una entrada mucho más tardía de los jóvenes en el mundo laboral”, especula Esteve. Algunos estudiosos ya lo apuntan y, de hecho, es lo que está pasando, de manera no regulada y por efectos no queridos, con la actual crisis económica, que impide acceder al mundo laboral a muchos jóvenes con estudios.

Signos positivos. Para el catedrátic­o de Economía no todo es negativo en el envejecimi­ento de la población. Por ejemplo, las muertes, que aumentarán y será bueno para el sector funerario( y no es broma). Habrá más oportunida­des de trabajo y de negocio en el ámbito de la geriatría y de la dependenci­a; más ocio y consumo en la franja de entre 55 a 64 años y más... y será una absoluta incógnita en muchos otros campos, “porque se hace muy difícil saber cómo afectará la nueva pirámide de población en los hábitos de consumo y cómo cambiarán éstos con el cambio social que se prevé”, precisa Puig. “Sí parece claro que el sector de la vivienda nueva sufrirá”, por ejemplo, al contrario de lo que puede pasar con la vivienda de segunda mano.

El demógrafo Albert Este ve defiende una visión positiva del futuro que se avecina, quizás comounafor­ma de escapar de los malos augurios que algunos vaticinan: “Gracias al aumento de la esperanza de vida, los veinte minutos que usted ha empleado en leer este artículo, en realidad han sido quince. Tiene cinco más para hacer lo que quiera”.

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