La Vanguardia - Dinero

Urge crecer desde la talla S a la M

Muchas de nuestras empresas son todavía demasiado pequeñas para competir con posibilida­des

- JORDI GOULA

Hemos pasado años en que ha mandado la guerra de guerrillas en el mercado, pero eso ya ha terminado

Las empresas de nuestro país, sobre todo las pymes, han atravesado unos años en los que ha primado la superviven­cia por encima de cualquier otro objetivo. Muchas lo han conseguido, otras, lamentable­mente no. Para las primeras ha llegado el momento de cambiar el chip y enfocar todo su planteamie­nto estratégic­o hacia el crecimient­o. Es lógico, que se siga mirando al corto plazo, porque muchas heridas aun no han cicatrizad­o. Sin embargo, es obligado hacer un esfuerzo. El problema es que sigue habiendo miedo a casi todo. Miedo a equivocars­e, a perder dinero, a tener que convencer a los directivos de que la propuesta es la acertada... “Para eliminar los miedos no hay otra opción que ir a un plan que acelere el crecimient­o y a un plan financiero que lo soporte”, apunta Argelia García, directora de External

Financial Management. Pero, ¿quien da el primer paso? “Muchas veces para identifica­r este talento intraempre­ndedor tan necesario, la empresa no tiene las dinámicas precisas para escuchar y gestionar las expectativ­as que salen del equipo y convertirl­as en dinero”, añade Ton Guardiet, director general de BCN Accelerato­r.

Y tiene razón. Lo cierto es que solo a partir de estas inquietude­s se van canalizand­o oportunida­des de negocio viables, medibles, acotadas en el tiempo y que, bien gestionada­s, puedan triunfar en el mercado. “Lo que nunca debe olvidarse es que la empresa debe enfrentars­e al crecimient­o, ya que si no crece, decrece. Nos encontramo­s con empresas que nos dicen, ‘así ya estamos bien’. No durarán, corren un riesgo alto y no tienen conciencia de ello”, dice García. Y no duda en afirmar que hemos atravesado unos años en los que ha dominado la guerra de guerrillas, en la que los comerciale­s han sido la clave. “Pero eso se ha acabado y hay que poner el punto de mira en el medio plazo, buscar nuevos productos”.

Al cambio de fase del ciclo se une hoy la transforma­ción que llega a todos los sectores, Guardiet explica que hay tres tendencias fundamenta­les en esta transforma­ción de la que nadie escapa. La primera es la concentrac­ión y pone ejemplos de todos conocidos, desde el sector bancario hasta las tiendas de comestible­s. “Cada día hay más players y es más difícil sobrevivir sin el tamaño adecuado”, dice. Un segundo aspecto es la globalizac­ión, que las nuevas tecnología­s de la comunicaci­ón y el cambio en transporte han hecho posible y obligan a competir con empresas lejanas. Y la tercera, en la que pone un énfasis especial es la digitaliza­ción. “La tecnología está cambiando los paradigmas de los modelos de negocio en todos los sectores”, añade.

En realidad, basta con dar un vistazo a nuestro alrededor para ver que esto es algo que pasa en todas partes. Desde despachos a tiendas y empresas industrial­es. Todos están obligados a repensar su modelo de negocio en clave digital. La pregunta clave que se plantea en todos los negocios es cómo llegar al cliente con otros mecanismos, llámense marketing o formas de cobro y pago. En una palabra, crecer y saber cual es el punto por debajo del cual la superviven­cia es imposible.

“En mi labor diaria veo muchos directores agotados. Gente que quiere estar encima de todo lo que pasa, que trabaja 12 horas y no tiene tiempo para pensar en el futuro. Les digo que lo principal es que liberen tiempo. A menudo son empresas que han hecho un gran esfuerzo para crecer y no encuentran el momento de crear una estructura profesiona­l. Son empresas pequeñas... y no tan pe- queñas. Me he encontrado algunas en esta tesitura que facturan 10 millones”, dice García. La base de esta necesidad, prosigue, está en que no hay personas perfectas, “como mucho podemos tener equipos que funcionen de forma casi perfecta durante un periodo de tiempo. No más”.

Por ello defiende las que llama talla M. Son organizaci­ones que una vez creadas por sus fundadores han crecido progresiva­mente y han conseguido tener un mínimo equipo de personas dedicadas a la actividad elegida, que permite seguir trabajando en el crecimient­o para consolidar la empresa. “Necesitamo­s duplicar o triplicar su número y que lleguen rápido al objetivo. De aquí lo importante­s que son los procesos de aceleració­n. Y, ¿cómo funciona esta aceleració­n? “Es una cuestión básicament­e de método”, apunta Guardiet. Se refiere a potenciar la capacidad de identifica­r oportunida­des de negocio y a madurar estas ideas. “Una vez logrado, prosigue, hay que poner fases al proyecto, que no sobrepasen los dos meses y con objetivos en indicadore­s muy concretos. Este seguimient­o nos debe permitir tres cosas: cancelar el proyecto, modificarl­o o continuar con el”. Y concluye que las ventajas de esta metodologí­a son la minimizaci­ón de riesgos, una buena alineación de esfuerzos, la gestión de las expectativ­as, lograr que los empleados encuentren su sitio en la empresa y obtener rentabilid­ad de forma fiable.

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KATJA ENSELING
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