Thomas Picketty y la desigualdad climática
El economista, junto a Lucas Chancel, propone un impuesto sobre el transporte aéreo, centrado en la clase business
Afinales de este mes, las delegaciones de más de 190 gobiernos y decenas de lobbistas de empresas energéticas, desde combustibles fósiles a renovables, volarán a París, colapsando el aeropuerto Charles De Gaulle, en medio de miles de policías armados, para la Conferencia sobre el cambio climático, considerada crítica para el futuro del planeta.
La Conferencia de las Partes o COP21 de París será una excelente oportunidad para estrenar la nueva propuesta de Thomas Picketty de aplicar un impuesto progresivo sobre los viajes aéreos, una de las mayores fuentes de C02 de una economía globalizada y un planeta en grave peligro. Picketty –gurú de la economía de la desigualdad– acaba de proponer un impuesto sobre el transporte aéreo como una forma fácil de aprovechar la fuerte concentración de las emisiones CO2 en el segmento de la población mundial de mayor renta y así recaudar dinero para un fondo de adaptación para los países pobres.
Según un nuevo estudio de Picketty y su compañero de la Paris School of Economics, Lucas Chancel, el 45% de las emisiones de CO2 a escala mundial corresponde a sólo el 10% de la población. Es más, “estos, más o menos, son los que más dinero ganan”, afirma Chancel en una entrevista telefónica. “La mitad de la po- blación mundial de menor renta sólo genera el 13% de las emisiones de CO2 ”, explica el experto.
La elite de la renta y las emisiones, incluso en la era del low cost, son los que más viajan en avión. De ahí que Thomas Picketty y Lucas Chancel sostengan en el informe titulado Carbono y desigualdad desde Kioto a París: “Un impuesto global sobre el transporte aéreo tendría dos características deseables: incidiría en los individuos de mayores rentas y los individuos que más emiten”.
¿Cómo se puede diseñar el impuesto para que pague aun más el 1% más rico que –tal y como explicó Picketty en su éxito de ventas El capital en el siglo XXI– se hace con una parte mayor de la renta mundial? Fácil, responde el joven economista francés del equipo de Picketty: “Les aplicas una tasa de 180 euros por vuelo a los que viajan en business y de 20 euros al resto”, dice Chancel. Si se aplica este impuesto progresivo a todos los vuelos se recaudarían 150.000 millones de euros para ayudar a los países pobres a afrontar los costes de la transición a una economía de energía sostenible.
El mensaje del libro de Picketty era que la desigualdad de Renata y el patrimonio divide cada vez más a la elite del resto de la población en los países ricos. Pasa lo mismo con las emisiones de CO2 , según el informe. “El grado de desigualdad de las emisiones dentro de un solo país va subiendo”. Por tanto, es crucial focalizar la estrategia en los individuos, más que en los países”.
Los seres humanos que más CO2 emiten de la historia del planeta Tierra son el 1% más rico de Estados Unidos, Luxemburgo, Singapur y Arabia Saudí de los últimos diez años. Los que menos, los más pobres de Mozambique, Ruanda y Malawi. Pero ¿cuales serán los países más castigados por sequías en un mundo calentado? Pues, probablemente, no será Luxemburgo.
Para Kevin Anderson, del Tyndall Center, la probabilidad de que las economías de Europa y Estados Unidos atraviesen un periodo peligroso de crecimiento si se va a afrontar la crisis del clima, hace crucial que las clases medias y altas asuman la mayor parte de la responsabilidad de reducir sus emisiones. “Gente como yo somos los que tendremos que dejar de volar, no usar el coche, vivir en viviendas más pequeñas”, dijo Anderson, catedrático de la Universidad de Manchester.
Pese al énfasis de Picketty y Chancel en los individuos y no los países, salta a la vista en el informe la enorme responsabilidad de los estadounidenses en la crisis del clima. Nada menos que el 40% de las emisiones del CO2 a escala planetaria corresponde al 10% de los estadounidenses. Esto es más del doble que sus homólogos europeos.
Los dos economistas franceses proponen un impuesto global y progresivo sobre el carbono en el cual los estadounidenses de poder adquisitivo elevado serían responsables de nada menos que el 57% de la recaudación. No basta con un impuesto sobre los vuelos, añade Chancel. “En Texas la gente irá en 4x4”.