¿Estamos ante una guerra de divisas?
El Banco Mundial dice que no se trata del inicio de una guerra de divisas, pero el profesor Tornabell advierte preocupación en muchos exportadores.
Cuando China decidió devaluar su moneda en julio, el Banco Mundial se apresuró a difundir que no se trataba del inicio de una guerra de divisas. Ciertamente, por ahora son solamente escaramuzas, pero tienen unas características que preocupan a los exportadores y los enclaves turísticos: 1) Turquía deja que pierda valor su moneda y gana más turistas escandinavos, alemanes y británicos, a costa de los destinos de todo el Estado español, porque nuestros enclaves difícilmente pueden competir con los suyos en Antalya y el Mediterráneo Oriental. 2) Rusia deja que el rublo pierda más de un tercio de valor y las acerías de la UE no pueden competir con sus exportaciones y 3) China no sólo manipula su moneda, sino que exporta por debajo de costes sus excedentes de acero, prácticas que Bruselas ha decidido denunciar como “dumping”.
Esas prácticas perturban las cotizaciones de las bolsas europeas, pero no son las únicas, porque Ibex 35 y las demás bolsas sufrieron desde el lunes negro del 24 de agosto fuertes sacudidas y pérdidas conside- rables. De repente descubrimos que todo lo que suceda en China nos llega como un órdago. Las burbujas especulativas de las bolsas de Shanghái y Shenzhen, zarandearon durante días Ibex 35 y los Fondos de Inversión Colectiva –de los que dependen muchos fondos de pensiones españoles, de empleados en activo y jubilados– y acumularon pérdidas que no se recuperaron hasta el mes de octubre, cerca de cinco mil millones de euros.
En los últimos meses se han producido otras circunstancias. Las bolsas internacionales, y por supuesto Ibex 35, han evolucionado al ritmo de las actuaciones de los bancos centrales. Éstos sugieren las decisiones que pueden tomar y basta un ligero indicio para que los mercados de capitales, ya sean de renta fija o acciones, los descuenten como rumores. Para los inversores sigue siendo válido comprar por el rumor y vender con la noticia. La Reserva Federal (Fed) lleva meses dando a entender que en al-
En estos momentos, en Nueva York y Londres se presta mucha más atención a los mercados de futuros en deuda soberana”
Los resultados de las empresas europeas, aunque han mejorado, no son todavía un estímulo para que se recuperen las cotizaciones”
gún momento los tipos oficiales del dólar tienen que volver a una situación normal, después de casi siete años de tipos nominales fluctuando en torno al cero por ciento. Lo que ocurre es que no existe unanimidad en el Comité Ejecutivo, y las declaraciones de los que están a favor de mantener los tipos actuales, porque la situación de los países emergentes, y especialmente de China, podría ser perjudicial para la economía de EE.UU., son opuestas a los que sostienen que antes de fin de año debe producirse el aumento de los tipos del dólar.
En Nueva York y Londres se presta más atención a los mercados de futuros en deuda soberana. Las últimas estimaciones asignaban más del 70% de probabilidades de que se produjera en diciembre un alza de esos tipos de interés, y las bolsas de los países emergentes ya lo han descontado. Pero nadie sabe a ciencia cierta cuándo se producirá el alza, que para algunos podría incluso ser un motivo de estímulo para los índices de las bolsas, porque a menudo es peor la incertidumbre que una mala noticia.
Estos acontecimientos han coincidido con las declaraciones del gobernador del BCE, Mario Draghi. Como es habitual, sus ruedas de prensa son como agua de mayo, y en algunos casos podrían llegar a ser como el Oráculo de Delfos. Su máxima preocupación es la inflación, que por estatuto debe rozar el 2%, pero no superarlo. A diferencia de la Fed americana, el BCE no tiene ningún objetivo a favor del crecimiento y en cada conferencia in- siste que éste depende de las decisiones de los países miembros.
El gobernador insinuó que el BCE podría ampliar las inyecciones de liquidez, que en principio se fijaron hasta septiembre del 2016, y comprar no sólo deuda soberana y bonos cubiertos, sino también otros instrumentos de entes locales y regionales. Es más, si exige a los bancos que depositan en el BCE sus excedentes de liquidez que paguen un 0,20%, quizás podría llevarlos abajo, sin llegar desde luego al 0,75% del Banco Nacional de Suecia. Desde que aplicó la primera medida, el Euribor a un mes tuvo intereses negativos, porque para muchos bancos fue más rentable prestar en el interbancario a tasas más bajas que pagar por tener su liquidez en las arcas de Frankfurt.
RESULTADOS EMPRESARIALES
Nos queda todavía lo que es esencial para la bolsa: los resultados de las compañías y los dividendos que van a distribuir a los accionistas. Las bolsas de EE.UU. han tenido resultados extraordinarios y dividendos por encima de lo normal, circunstancias que deberían inducir una mejora de los índices. Pero por ahora sucede todo lo contrario, pues uno de los más representativos, Standard & Poor´s 500, parece haber dejado atrás los máximos históricos, posiblemente por el temor al aumento de los tipos oficiales de interés.
En Europa la recuperación es frágil y sincopada, de manera que los resultados de las empresas, aunque han mejorado, no son todavía un estímulo para que se recuperen las cotizaciones, que un euro con perspectivas de depreciación debería propiciar, pues atraerá capitales de EE.UU., porque los multiplicadores de beneficios (número de veces que el precio contiene los beneficios por acción) son más bajos que los americanos. Cuando la economía empeora, el oro aumenta de precio, pero en esta oportunidad, como sucedió en circunstancias similares, es probable que algunas acciones de Europa atraigan los capitales que buscan mejores oportunidades.