Descalabro en las bolsas
Estamos asistiendo a un verdadero desplome de los índices bursátiles a nivel global. Los mercados están sufriendo desde principios de año una corriente masiva de ventas que han llevado a la mayoría de los índices a romper niveles que funcionaban como soportes. El CAC francés harotolos 4.000puntos; el Dax alemán, los 9.000; y el Ibex, los 8.000 puntos. Todas las bolsas europeas registran pérdidas anuales de alrededor del 18% y la italiana, superior al 20%. Ocurre lo mismo con el resto de las bolsas mundiales.
Esta semana se han producido verdaderos episodios de pánico. Se han liquidado de manera desordenada títulos de renta variable en medio de un pesimismo inversor extremo. Las bolsas han reflejado un comportamiento negativo que no se observaba desde la crisis de deuda en Europa en el 2011 o desde la recesión del 2009.
Ya comentamos al inicio del año que las bolsas estaban dando señales de las dudas que los inversores tenían sobre la fortaleza del ciclo económico mundial. Los factores que señalábamos que debíamos seguir muy de cerca eran el crecimiento de las economías emergentes, especialmente China. El crecimiento de las economías desarrolladas debían compensar el debilitamiento de las emergentes, sobre todo EE.UU. y también, en menor medida, Europa.
Sin embargo, los malos datos del sector manufacturero estadounidense del último trimestre del 2015 y la debilidad de los indicadores adelantados de enero, que se aproximaron a los bajos niveles alcanzados en los peores momentos del 2009, han hecho temer que estamos en la ante sala de una recesión en EE.UU.
PRECIOS DEL CRUDO Otro factor de inestabilidad financiera global es el desplome de los precios del crudo. Es bueno para los países importadores, pero agrava las tensiones deflacionistas, amenaza la solvencia de las emisiones de deuda corporativa y presiona los balances de las entidades financieras. Por parte de los productores, el precio bajo del petróleo eleva su déficit presupuestario y sus grandes fondos soberanos generan flujos de venta de activos financieros en los mercados para compensar su fuerte caída de los ingresos.
Otros factores se han añadido a los ya apuntados. Han surgido dudas sobre la situación de solvencia del sistema bancario europeo y los mercados de crédito en Europa. Los problemas se han centrado en la reestructuración bancaria pendiente en Italia, con sospechas sobre problemas de solvencia en algún banco mediano; la exposición de algunos bancos, sobretodo franceses, al sector energético, y el posible problema del De utscheBank, el mayor banco de Alemania, para atender el pago del cupón de una emisión bonos convertibles.
Todos estos factores han sido los que han impulsado las ventas masivas. Los mercados están rotos y las bolsas han perdido las zonas de teórico soporte. Las caídas de las bolsas europeas desde máximos del 2015 son superiores al 30% e históricamente, en una recesión global, las caídas han sido del 45/50%. Podríamos afirmar que las probabilidades que el mercado asigna a que se va a producir una recesión son elevadas.
Lo que estamos sufriendo son las consecuencias de años de inyec-
Cuando la sensación del inversor es tan negativa aparecen oportunidades y hay que aprovecharlas
ciones de liquidez por parte de los bancos centrales. Son los daños colaterales inevitables de las medidas monetarias que se han tenido que aplicar para no colapsar las economías. Los bancos centrales han propiciado desde 2009 el endeudamiento a bajo interés de los gobiernos, las empresas y las personas físicas. Ahora, esta elevada tasa de endeudamiento pública y privada de los países corta el potencial de crecimiento económico e impide que la deuda disminuya; y todo ello agravado además por la deflación. A pesar de esta enorme masa de liquidez, la economía real no está mejorando y, en cambio, se han generado burbujas de activos financieros, mala asignación de capital y crecientes desigualdades en el plano social.
El precio de los activos bursátiles aún puede seguir ajustándose a las expectativas de crecimiento de los beneficios de las empresas. Hay que señalar que en situaciones de sentimiento inversor negativo siempre existen las capitulaciones, y es entonces cuando se tienen que aprovechar las oportunidades. El hecho de que esta situación sea global propicia la intervención de las autoridades económicas mundiales, por lo que cabría esperar que en la próxima cumbre del G -20, que se va a celebrar el 25-26 de febrero, se dé a conocer alguna plataforma para una acción de política monetaria coordinada a nivel global.