A cuatro manos
En el mundo del arte, y en el de la creación en general, el ego está muy desarrollado tanto entre los artistas canónicos como en aquellos que están produciendo sus iniciáticos balbuceos en el ámbito expresivo.
Por eso no deja de resultar extraño que en tiempos de caminos personales, dos artistas separados por tres décadas cronológicas como Peter Halley (Nueva York, 1953) y Yago Hortal (Barcelona, 1983) se hayan atrevido a llevar a cabo una muestra conjunta con algunas composiciones que no dejan espacio a la egolatría subsumida en la dualidad y al mismo tiempo en la uniformidad en unos cuadros en los que el color se expande como si proviniese de un estallido y la línea serpentea para conseguir caminos intrincados que conducen a territorios donde reina la imaginación.
Hortal reconoce a la pintura como lenguaje autónomo y el azar, como sustrato. Mientras que Halley ha transitado por la geometría, el pop, el arte digital y los Mass Media. En Senda coexisten tres grandes telas individuales de Halley que dialogan para llegar al conocimiento, además de un quinteto de obras en colaboración entre este y Hortal firmadas por ambos que han desleído sus alfabetos personales en estas piezas.