Cambio de ciclo económico y político
América Latina está inmersa en un nuevo cambio de ciclo económico que corre paralelo a un cambio de escenario político. La crisis financiera iniciada en el 2008 en Europa y EE.UU. llegó finalmente a las economías de los países emergentes y desde el 2014 afecta profundamente al conjunto de países latinoamericanos. Atrás está quedando una década de crecimiento económico sostenido, las turbulencias económicas en la región están teniendo importantes costes sociales que dan paso a profundos cambios políticos.
América Latina se enfrenta a diversos escenarios y riesgos de la economía mundial, que sin duda están condicionando la situación de su economía. A la incertidumbre sobre la economía mundial se agrega el bajo crecimiento del comercio global (1,5% enel2015y2,5% estimado para el 2016), teniendo como causa principal la crisis asiática. Además, los precios de las materias primas que la región exporta se mantienen bajos, por lo que continuarán deteriorándose durante el presente año sus términos de intercambio, especialmente en aquellos países exportadores de hidrocarburos y minerales.
Antes de iniciar el año, la mayoría de instituciones internacionales y analistas económicos señalaban para el 2016 una moderada recuperación de las economías latinoamericanas. Tanto el Fondo Monetario Internacional (FMI), como el Banco Mundial o la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) auguraban crecimientos que iban desde dos décimas de la Cepal hasta las ocho décimas pronosticadas por el FMI.
Sin embargo, a medida que avanza el año, todas han retrocedido en sus expectativas hasta el punto de prever, en el 2016, una nueva recesión para el conjunto de las economías latinoamericanas. Aunque la economía de la mayor parte de países promete tímidos crecimientos, la recesión de Brasil arrasa con cualquier promedio.
El último informe sobre la situación en América Latina publicado por BBVA Research señala que la región en su conjunto sufrirá este año una contracción del 0,9% aunque se muestra optimista para el 2017, augurando para ese ejercicio un crecimiento del 1,9%, como consecuencia del impulso esperado en el sector externo debido aun mayor crecimiento mundial, a la depreciación del tipo de cambio y a una gradual mejora de los términos de intercambio.
No obstante, el informe señala que, en el 2016, la región mostrará una gran heterogeneidad. Por el lado recesivo, encontramos a Brasil al que los últimos informes avanzan una contracción de 3,5 puntos, mientras que al otro lado se encuentran los países de la Alianza del Pacífico (Chile, Colombia, México y Perú) con un crecimiento esperado del 2,3% para este año.
Desde la Cepal se ha hecho un llamamiento a los gobiernos para dinamizar el crecimiento econó- mico mediante una mayor inversión y un aumento de la productividad de los países de la región. Se trata de una llamada recurrente ya que América Latina muestra una gran vulnerabilidad a los cambios de la demanda internacional, dado que su economía ofrece una gran dependencia de las exportaciones de materias primas y adolece de falta de diversificación y baja productividad.
Para combatir esta situación, la Cepal recalca en su Balance preli
minar 2015 que es indispensable avanzar hacia reglas fiscales que prioricen los gastos de capital. Para enfrentarse a la volatilidad macroeconómica de la región es sumamente importante diseñar esquemas anticíclicos eficientes de protección de la inversión, así como reactivar la demanda agregada y mantener el gasto social. En la actualidad, América Latina se encuentra en una encrucijada: o sigue en el actual camino restringido por el contexto global o se compromete a una inserción internacional másactiva queprivilegie la formación profesional, la política industrial, la diversificación, la facilitación del comercio y la integración interregional.
No hay duda de que, probablemente, estemos asistiendo en América Latina al final de un proceso revolucionario conocido comosocialismo del siglo XXI. El camino que llevaba hacia un desarrollo más equitativo ha quedado truncado y está reapareciendo la amenaza de pobreza para millones de familias. Las crisis políticas y los cambios de gobierno se extienden como una mancha de aceite por toda la región. Los escándalos de corrupción están ala orden del día, sin duda el más explosivo se está viviendo en Brasil con las secuelas ininterrumpidas de la investigación de Petrobas y que han afectado directamente a la presi- denta Dilma Rousseff y muy recientemente al líder carismático de los últimos años, Lula Da Silva.
También es notable la indignación de la población en Venezuela, donde las últimas elecciones dieron fin a 17 años de chavismo. En Argentina habrá que esperar a ver qué sucede con el nuevo gobierno de Mauricio Macri, que debe remontar una situación caracterizada por una inflación descontrolada. En Bolivia también se asiste a un hecho peculiar como es la pretensión de Evo Morales de cambiar la Constitución para poder presentarse a la reelección en el 2020 después de 14 años en el poder. Situaciones de desencanto político se suceden también en países como Chile, México, Guatemala o Perú.
La transición política, en un entorno desfavorable de la economía, se podrá llevar a cabo en la mayoría de los países de la región de forma pacífica, aunque con algunos sobresaltos motivados por unafuerte desafección delapoblación. En otros, podrá llegar a ser traumática si no se atienden las reivindicaciones sociales.
¿Algún día los gobiernos aprenderán de los errores pasados?
Probablemente estemos asistiendo en América Latina al final de un proceso revolucionario conocido como socialismo del siglo XXI” Las crisis políticas y los cambios de gobierno se extienden como una mancha de aceite. Los escándalos de corrupción están a la orden del día”