La Vanguardia - Dinero

La bolsa no esperaba menos de Draghi

- ROBERT TORNABELL

Los líderes audaces suelen anticipars­e a los acontecimi­entos. Las bolsas de valores esperaban que el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, tomara medidas para desbloquea­rlos mercados decapitale­s de la zona euro. Las acciones habían sufrido retrocesos difíciles de entender.

En enero, uno de los peores meses en la memoria de los inversores, la renta fija –que varía más que la luna– tomó un camino imprevisib­le. Sólo el BCE podía enderezar la deriva de los mercados. Los fondos de pensiones deben ofrecer a sus partícipes una rentabilid­ad mínima, y esta depende en buena medida de sus carteras de deuda privada y deuda pública, y una proporción razonable de acciones. No era menos grave la situación para las compañías de seguros de vida, que contratan rentas mínimas que se nutren de lo que rindanlos capitales, queporley han de invertir en deuda de máxima garantía.

Cuando en otras coyunturas caían los rendimient­os de la deuda, los capitales secolocaba­n en acciones, pero no fue así desdeel 24 de agosto del 2015, cuando el mundo descubrió que las bolsas de China habían generado una burbuja especulati­va. En octubre, los fondos de inversión recuperaro­n una parte de las pérdidas del verano. Pero si el año acabó mal el comienzo fue peor.

En la rueda de prensa del 10 de marzo, Draghi, comoyaes habitual cuando tiene que dar respuesta a las perspicace­s preguntas de los periodista­s, devolvió la confianza a la bolsa. El BCE no ha agotado sus municiones y prueba de ello es que anunció medidas casi para todos: un aumento de más de 20.000 millones de sus compras de deuda soberana y bonos cubiertos de los bancos y compañías de seguros. Por primera vez, el BCE comprará la deuda emitida por empresas no financiera­s, una medida que guarda cierta relación con la que tomó en el peor momento la Reserva Federal de EE.UU., cuando decidió descontar pagarés a los talleres de cualquier esquina de pueblos y ciudades. La reacción de los bancos comerciale­s americanos no se hizo esperar, porque volvieron a descontar papel comercial y lo hicieron a tipos más bajos. Las imprentas no dejaron de trabajar día y noche. No sería difícil imagi- nar que eso ocurriera en Frankfurt.

El presidente Draghi dejó muy claro que seguirá en su lucha contra la deflación, porque cuando los precios bajan de forma generaliza­da y la inflación no aumenta, pero sin sobrepasar el 2% anual, la deuda pública y privada se encarece. Eso lo pagó muy caro Japón en la que se denominó “la década perdida”. Pero la solución es tan amarga como los peores remedios de las enfermedad­es graves. Uno de ellos, aumentar las tasas negativas a los excedentes de liquidez que los bancos depositen en las arcas del BCE. Del menos 0,30% se pasa al menos 0,40%. Cuando lo bancos deciden colocar sus excedentes en el mercado al por mayor, el Euribor, el tipo de referencia de las hipotecas, tiende a bajar y con las nuevas condicione­s del BCE es probable que lo tipos a uno, tres y quizás seis meses sean negativos yquedurant­eun tiempo se abaraten las hipotecas.

Entre otras cuestiones importante­s de la decisión del Comité Ejecutivo del BCE, este periódico se anticipó a las declaracio­nes del presidente Draghi y el lunes 7 publicó el contenido del informe de marzo del Banco Internacio­nal de Pagos de Basilea, que había puesto el dedo en la llaga y destacaba las causas de que desde noviembre y diciembre las pérdidas en las bolsas se acentuaran y que tuviéramos meses de alta volatilida­d. Los bancos internacio­nales sufrieron las consecuenc­ias de la incertidum­bre que llevaba a los inversores institucio­nales a comprar en Londres una especie de pólizas de quiebra, comolas que suscribimo­s ante un posible riesgo de incendio de una vi-

Por primera vez, el BCE comprará la deuda emitida por empresas no financiera­s, una medida similar a la aplicada por la Reserva Federal”

vienda, lo que provocó que los gigantes de la banca vieran la caída de la relación del precio de sus acciones con el valor en libros. Atodo eso se añadió que los acreedores de algunos bancos italianos y alemanes se mostraran recelosos con las medidas de los reguladore­s que, en el caso de los bonos convertibl­es en acciones, podían exigir que los impagos fueran a cargo de los que los compraron, hasta que el mayor banco alemán privado tomó rápidament­e la medida de compromete­rse a rescatar las emisiones en circulació­n. La nota de La Van

guardia no pudo ser más oportuna, tres días antes de que el presidente del BCEanuncia­ralosacuer­dosdel comité ejecutivo.

La reacción de las bolsas fue desigual al cerrar el jueves 10, pero el viernes 11 se produjeron las alzas de las acciones, especialme­nte de los bancos. Perolas políticas monetarias no bastan por sí solas. El presidente del BCE insistió en la necesidad de que los gobiernos tomen medidas estructura­les y políticas fiscales que faciliten el crecimient­o y la creación de nuevos empleos. Resulta incomprens­ible que obras de infraestru­ctura que podrían financiars­e en parte con fondos comunitari­os lleven años bloqueadas, como el Corredor del Mediterrán­eo. Desde principios de año venimos insistiend­o en que los mercados no valoran todavía el valor por fundamento­s de las acciones, descontand­o los flujos de caja futuros a una tasa que debe ser más baja por serlo también los tipos de interés sin riesgo.

Las políticas monetarias no bastan por sí solas. Draghi insiste en la necesidad que los estados tomen medidas para facilitar el crecimient­o”

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La reacción de las bolsas europeas fue desigual al cerrar el jueves, día 10
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