La Vanguardia - Dinero

Ordenar el turismo en Barcelona

- ENRIC LLARCH

“Una ciudad para vivir, con mixtura de usos equilibrad­a, que preserve la calidad del espacio público y con diversidad morfológic­a de los tejidos urbanos”. Estos son los objetivos que el Ayuntamien­to de Barcelona pretende alcanzar a través del Plan Especial Urbanístic­o de Alojamient­os Turísticos (PEUAT), que acaba de salir a informació­n pública. Son unos objetivos, otra vez, difíciles de cuestionar, de modo que el debate público es si el PEUAT en su configurac­ión actual es el instrument­o adecuado y si con este instrument­o será suficiente para alcanzarlo­s.

No entraremos a discutir si la delimitaci­ón de las diferentes zonas tendría que ir una travesía más allá o más acá ni si el 8% de crecimient­o total de plazas de alojamient­o previsto tendría que ser un 4 o un 12%. En todo caso, hay que apuntar que la cifra de apartament­os contabiliz­ados, 41.000, el 29% de la oferta total de alojamient­os, se sitúa en la banda baja de las diversas estimacion­es efectuadas de una oferta en buena parte no declarada y, por lo tanto, difícil de cuantifica­r con exactitud. Si atendemos a los apartament­os que ofrece el principal operador del sector, parece que la concentrac­ión de oferta sería todavía más intensa que la querida por el Ayuntamien­to en la parte baja del barrio Gòtic. También sería más intensa en sectores como el sur de la Vila de Gràcia o en los alrededore­s de la ronda de Sant Antoni.

En cualquier caso, parece claro que hay un porcentaje significat­ivo de la oferta de apartament­os que se escapa todavía al control municipal, lo cual nosólo distorsion­a la magnitud y la configurac­ión de la oferta, sino que pone en cuestión que el freno en los alojamient­os –hoteleros y no hoteleros declarados– sea justo y efectivo. Es decir, se echa de menos que conjuntame­nteconelPE­UATelAyunt­amiento no manifieste la firme voluntad y la creación de los instrument­os adecuados para controlar la oferta nodeclarad­a, tanto la existente como la que pueda añadirse estimulada por el numeruscla­usus aplicado a la oferta oficial.

Sobre el verosímil efecto de expulsión de nuevas promocio- nes hoteleras hacia las ciudades próximas, empezando por l’Hospitalet, parece que no tendría que preocupar mucho si tenemos una visión global del área metropolit­ana y de la difusión de actividade­s centrales fuera del término municipal de Barcelona. A Badalona, por ejemplo, le irían muy bien dos o tres proyectos hoteleros que acompañen lo único que existe en la nueva bocana del puerto, empantanad­a por falta de actividad y de recursos. Todo con la condición de que cada ciudad tendría que procurar no caer en las externalid­ades negativas que comporta toda especializ­ación excesiva en unaactivid­ad, comoeselca­sodela hotelera. En todo caso, la eventual creación deunsalari­omínimomet­ropolitano, cuando menos a nivel turístico, tendría que contribuir a limitar el impacto de una especializ­ación en actividade­s intensivas en trabajo poco cualificad­o, como son la mayoría del sector.

La limitación de oferta de alojamient­os puede ayudar, pero no es suficiente para eliminar por sí sola las externalid­ades negativas del turismo: congestión, despersona­lización, aumento de precios y expulsión de residentes, oferta de comercio y de servicios dirigida mayoritari­amente a los visitantes, además de los eventuales problemas de civismo. Aunque en los últimos años las actuacione­s públicas han ampliado el alcance de los atractivos potenciale­s para los visitantes, empezando por las playas, lo cierto es que estos, como en casi todas las ciudades, se concentran mayoritari­amente en un espacio bastante más reducido, concentrac­ión que agrava el impacto negativo de su actividad.

Haría falta queel Ayuntamien­to –en colaboraci­ón con el sector, que también se tiene que beneficiar a medio plazo–, junto con el PEUAT, impulsara un conjunto de actuacione­s para limitar los efectos negativos de la concentrac­ión en el espacio de los atractivos turísticos. Primero con un pacto con los operadores de los apartament­os que, a cambio de una legalizaci­ón razonable de su oferta real, se comprometi­eran activament­e a no comerciali­zar oferta no declarada. Segundo, con un control efectivo de las zonas que generan más conflictos, como las próximas a las playas, Ciutat Vella o la Sagrada Família. La gestión más eficiente de la afluencia a los focos de atracción turística más conocidos –desde la Sagrada Família al Museu Picasso– tendría que tomar ejemplo de la experienci­a con el Park Güell, razonablem­ente exitosa.

El control prioritari­o se tendría que extender en los operadores que hay detrás de las ofertas de turismo de borrachera, bajo fórmulas como despedidas de solteros y similares, y en los operadores que alquilan uorganizan­gruposques­e desplazan en vehículos que ocupan el espacio de los peatones, sean bicicletas, o artefactos similares.

Finalmente, hay que limitar el impacto de los excursioni­stas –duerman en la Costa Daurada o en cruceros en el puerto– que se mueven en autocar por la ciudad. Obligar a los autocares a esperarse en la periferia de la ciudad podría ser una buena forma de minimizar el impacto de unos grupos que usan la ciudad pero ni siquiera dejan recursos por alojarse.

La limitación de oferta de alojamient­os ayuda pero no es suficiente para eliminar porsí sola las externalid­ades negativas del turismo”

 ?? LAURA GUERRERO ?? Dos turistas ensegway
LAURA GUERRERO Dos turistas ensegway
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain