El pintor y sus estudios
Manolo Belzunce (Lorca, Murcia, 1944) estudió en la Escuela de Artes y Oficios de Murcia y desde muy joven presentó su obra en galerías notables de Madrid, Canarias, Sevilla, Mallorca y Barcelona, entre otros lugares de España, además de en espacios diferentes de Polonia y Bélgica que valoraron su capacidad para experimentar y asimilar algunos rasgos fundamentales de Grotz.
Aparte de su trayectoria personal siempre marcada por una significativa creatividad, ha participado en colectivos como Punto y Línea, Yerba y Momento 4, lo que quiere decir que ha dado el paso del yo al nosotros y también ha hecho el camino inverso con la única intención de expresarse individualmente y a través de las versiones telúricas de sus contemporáneos.
Su obra ha ido evolucionando desde la figuración de carácter esquemático, hasta un postimpresionismo en el que aparecen revalorizadas las poéticas de un discurso de las pequeñas cosas que hacen que los espacios de la vida resulten más habitables, más humanos.
La actual exposición de Belzunce en la galería Dalmau es un recorrido por los elementos que determinan la biografía de los artistas, desde sus estudios hasta las modelos que alimentan con sus formas las composiciones que les sobrevivirán, pero también las influencias indiscutibles que les acompañan, en este caso Matisse y sus figuras recortadas, con los colores que van supurando emociones nostálgicas en los soportes como si espolvoreasen heridas que no pueden cauterizarse.
En este conjunto de pinturas aparece su vinculación con Picasso y el arte africano, no en balde ha visitado Mozambique y Mali en la última década y de allí ha sacado, como hizo el malagueño y otros creadores de las vanguardias históricas, la veta expresionista donde pervive el sincretismo que fusiona la elemental africanidad sin aditamentos con la versatilidad de Occidente en la que se amalgaman ismos que hicieron fortuna en la centuria pasada. Aunque el protagonismo más reiterado lo producen los desnudos femeninos de modelos que no inciden en los aspectos eróticos, sino que son una apuesta decidida por su vehículo plástico, por la materialización de la expresividad de la pintura.