El espacio como agente de negocio
La flexibilidad y la polivalencia son aspectos clave, junto a la tecnología, en el entorno físico laboral
Si está en la oficina mire a su alrededor. ¿Se siente bien? ¿qué necesitaría para sentirse mejor y trabajar más a gusto? Recuerde cómo era y cómo es hoy. Hay diferencias, igual que en los instrumentos que utiliza hoy y que están sobre su mesa. Los entornos de trabajo han evolucionado mucho, en función de la cultura dominante y de los cambios en la forma de trabajar. Así, en el pasado había un concepto estático del espacio, marcado por el posicionamiento jerárquico de sus empleados, por un control horario estricto de la actividad y la falta de tecnología en las oficinas. Eran otros tiempos. Los espacios se diseñaban en función de la jerarquía, con espacios individuales. Se buscaba cumplir una función puramente productiva, sin dar valor a la comunicación e intercambio del conocimiento y mucho menos pensando en conceptos de sostenibilidad ni eficiencia.
Pero eso ha cambiado. Anna Gener, socia directora en Barcelona de Aguirre Newman, explica que “las empresas de hoy se diseñan con estructuras más flexibles y menos jerarquizadas. Los profesionales son, sin duda, quienes más han evolucionado junto a la tecnología. La posibilidad de flexibilidad horaria, junto con la disponibilidad de tecnología 24 horas al día y 7 días a la semana que permita la accesibilidad a la información, documentos y herramientas de gestión de la compañía, hace que la movilidad sea un factor más y facilite la gestión del tiempo”.
Por todo ello, hay un cambio sustancial. “El diseño de las oficinas tiende a espacios abiertos, accesibles y sin barreras jerárquicas, donde las necesidades individuales y colectivas quedan cubiertas con espacios flexibles y polivalentes, donde se potencia el intercambio de conocimiento y se fomenta el desarrollo profesional dotando de conexiones para los medios tecnológicos más necesarios para el adecuado desarrollo de la actividad”, apunta Gerardo Giménez , director de arquitectura de la compañía en Barcelona.
Esto marca una clara tendencia de futuro. “El diseño de los espacios tratará cada vez más de hacer convivir lo real con lo virtual, los espacios orientados a las necesidades propias de la actividad y del profesional, obviando los niveles jerárquicos”, dice Gener. Y añade que “hablaremos cada vez más de entornos y no de espacios, que se diseñarán en la medida de requerimientos puntuales, en función de las necesidades del momento y de la actividad a desarrollar y en los que la flexibilidad y polivalencia serán factores clave, junto a las prestaciones tecnológicas”. Giménez va un paso más allá y cree que “las oficinas acabarán siendo el punto de encuentro de los profesionales que trabajan en la compañía, donde se fomentará la comunicación, la interacción y desarrollo profesional que de manera directa, reportarán beneficios a las compañías”. De aquí la importancia que ya se está dando a los llamados espacios no productivos, pero que añaden valor a los profesionales. Estima que su superficie se ha cuadruplicado en poco tiempo, llegando a situarse en torno al 5% de la superficie total : gimnasio, cafetería-comedor, zonas de relax, áreas de lectura...
Ambos sostienen que el cambio de ubicación física es una oportunidad única para transformar una empresa, y es el momento idóneo para ir más allá, ser ambiciosos y profundizar en procesos, organización y cultura con el fin de conseguir una nueva empresa, que tenga una mayor capacidad de adaptación y está preparada para lograr los retos del futuro. “La capacidad de adaptación de las empresas a unos entornos cada vez más cambiantes será un valor diferencial respecto a su competencia y sinónimo de supervivencia futura”, puntualiza Giménez.
Respecto al momento actual Gener cree que salimos de un periodo de crisis muy largo en el que las empresas querían menos coste, alquileres más bajos y hacer entrar más personas en menos metros cuadrados. “En los dos últimos años la situación está cambiando y la empresa quiere proyectar una mejor imagen, tanto de cara al cliente externo como al interno (empleado). Que la oficina luzca mejor y sea más productiva. El espacio se percibe cada vez más como un instrumento clave para retener talento y captar clientes. Ejerce un papel primordial”, dice. “Lo que nos piden hoy las empresas, en definitiva, es como compaginar espacios, procesos y personas en un nuevo entorno profesional. Ese es nuestro reto”, concluye Giménez.
El espacio se percibe cada vez más como un instrumento clave para retener talento y captar clientes