EE.UU. y UE: modelos de banca divergentes
Los bancos europeos perdieron casi el 50% de la cuota de mercado que tenían antes de la crisis y los americanos crecieron, dice el profesor Tornabell.
Los dos sistemas bancarios fueron durante años como “hermanos gemelos”. Antes de la Gran Recesión siguieron modelos parecidos, pero después de la recuperación de Estados Unidos la banca europea sigue su propio modelo. En La Con
tra de La Vanguardia del 5 de abril el periodista preguntó al premio Nobel Robert Lucas, “¿Por qué EE.UU. ha salido antes de la recesión que la UE?”. La respuesta fue que ellos fueron conscientes de que no se puede salir de una recesión con deflación. Y para evitarla, pues es unacaída generalizada delos precios, Europa debía inyectar más dinero al sistema. Y sostuvo “(…) Y eso deben hacerlo los bancos centrales cuando es necesario, y es necesario cuando la inflación es menor del 2%”.
Los resultados de un banco dependen del margen entre los intereses cobrados menos los pagados y de las comisiones netas por los servicios prestados. Para luchar contra la deflación, el Banco Central Europeo (BCE) persigue que aumente la actividad económica y una de las primeras políticas es que el sistema financiero canalice sumas crecientes de liquidez para que familias y empresas tengan másrecursos a uncoste másbajo. Recurre a la compra de paquetes de créditos concedidos por los bancos y destina sumas considerables para comprar en el mercado secundario deuda pública en euros. Esas compras aumentan el precio de los títulos y, por su relación inversa con los rendimientos, bajan las rentabilidades. Llegó un momento en que el BCE tuvo que dar un paso más y realizar tales volúmenes de compras de bonos y obligaciones dedeudapública que la deuda soberana de la zona euro pasó a tener rendimientos negativos.
A su vez, el BCE decidió que los bancos que tuvieran liquidez excedente y la depositaran en sus arcas de Frankfurt pagarían un 0,40%. Muchos bancos europeos prefirieron vender sus excedentes en el mercado de Londres yeso provocó que el tipo de referencia de las hipotecas, el Euribor a uno y tres meses, llegara a ser negativo, lo que benefició a los que tenían préstamos hipotecarios.
En el otro lado del Atlántico todo era distinto. Las compañías americanas se financiaron directamente en la bolsa, mientras que las europeas siguieron dependiendo del crédito bancario, que fue más escaso. Mientras los bancos europeos perdieron casi la mitad de la cuota de mercado que tenían antes de la crisis, los bancos americanos superaron la del 2007, mejoraron sus márgenes de intereses y redujeron las provisiones por morosidad, que en Europa ha sido una pesada carga para las cuentas de resultados. Las hipotecas americanas se basan en el rendimiento de la deuda pública a diez años y tiene valores positivos, con lo cual pudieron mejorar su margen de intereses. Tuvieron menos riesgo en balance y su coste de capital fue más bajo que el de los bancos europeos.
Pero algunos grandes bancos americanos cayeron en una trampa. Financiaron los nuevos yacimientos de petróleo y gas extraídos mediante presión hidráulica. Prestaron en exceso a las petrole- ras pequeñas, que financiaron el 80% de sus activos mediante deuda. En el 2015, al caer los precios del petróleo un 70%, no pudieron hacer frente a la deuda, lo que no ocurrió en Europa. En consecuencia, Wall Street cambió de pauta y cuando los precios del petróleo subían la bolsa mejoraba y recíprocamente. Eso contagió a todas las bolsas del mundo, y mientras el índice general S&P 500 subía, el subíndice del sector financiero perdía casi un 9%. El contagio de las bolsas europeas no ha terminado, y nuestros bancos sufrieron penalizaciones en bolsa, algunos también por tener capitales insuficientes según las normas de Basilea III.
Para concluir, la bolsa no tiene memoria y sólo cuenta toda la información disponible hoy. Pero eso no quiere decir que sea ciega y pase por alto la gigantesca burbuja de bonos basura en dólares y la quiebras de cientos de pequeñas petroleras de EE.UU. que se deslumbraron por el shale oil. Indirectamente, explica la fortaleza del euro, cuando precisamente los tipos negativos deberían llevarlo a la baja. Si a eso añadimos una demanda agregada mundial insuficiente, y la inestabilidad creada por la economía de China, no se debe al azar que en lo que va de año (viernes 8) el índice DAX alemán perdiera casi el 12%; Ibex 35 más del 10%. Se refuerza el bucle que habíamos anticipado: si sube el petróleo los bancos tienen mejores cotizaciones y estas arrastran las de otros sectores.
Se refuerza el bucle: si sube el petróleo, los bancos tienen mejores cotizaciones y estas arrastran las de otros sectores”