El difícil futuro de los trabajadores cualificados
La formación superior no garantiza la empleabilidad, ya que el mercado está cambiando en diferentes niveles
La vulnerabilidad en el mercado del trabajo suele vincularse con aspectos socioeconómicos ligados a la formación y la educación. Es creencia común que el mundo laboral está dualizándose, y que quienes puedan ofrecer valor añadido a sus empleadores, por sus conocimientos y predisposición, tendrán una carrera profesional exitosa; mientras que quienes no sean capaces de contar con el nivel formativo que los tiempos precisan se verán relegados a trabajos pobremente pagados y escasamente atractivos del sector servicios.
Sin embargo, el estudio Highskilled outsiders? Labor market vulnerability, education and welfa-
re state preferences, de Silja Häusermann, Thomas Kurer y Hanna Schwander, investigadores de las universidades de Zúrich y de Bremen, señala que la realidad no se corresponde con esta percepción, porque es relativamente sencillo encontrar fuera del mercado laboral a trabajadores cualificados. La fuerza de trabajo altamente educada también está atravesando un momento complicado, en especial los empleados jóvenes y las mujeres, ya sea porque sólo pueden conseguir un puesto a tiempo parcial o porque se hallan en situación de desempleo.
Los investigadores subrayan que el nivel de instrucción sigue siendo relevante para estar menos expuesto al riesgo en el mercado laboral, y que desde luego, las personas más cualificadas tienen más facilidades que las demás para situarse profesionalmente, pero que, aún así, pueden sufrir notables dificultades porque el mercado de trabajo está cambiando en diferentes niveles. Del mismo modo que la disminución de puestos de trabajo intermedios lleva a que este tipo de perfiles deban competir por empleos de menor cualificación, la competencia también está acrecentándose en las escalas superiores debido a la terciarización de la estructura del empleo, la revolución educativa y la expansión del Estado de bienestar.
Dado que la titulación superior es ya común en buena parte de los currículos, como lo es la realización de cursos de posgrado o el dominio de varios idiomas, la competencia en ese estrato aumenta justo en el instante en que disminuye el número de empleos para los que la formación es relevante.
Si bien los responsables políticos y buena parte de las firmas insisten en que la formación es esencial para conseguir una carrera laboral provechosa, la realidad es diferente. Un informe del US Bureau of Labor estadounidense subrayaba que en 2010 solo un 20% de los trabajos precisaban titulación universitaria para ser correctamente desempeñados; un 43% requería de educación secundaria y para el resto no era necesaria titulación alguna. Como aseguran en el reciente The stupi
dity paradox (Profile Books) Mats Alvesson y André Spicer, profesores de la Universidad de Lund y de la Cass Business School, en Estados Unidos por cada persona empleada en puestos de innovación, como los de la economía del conocimiento, hay tres que están
trabajando en McDonalds.
Condiciones laborales
En Europa la situación no es muy diferente: según el proyecto Walking de la Comisión Europea, citado por el profesor Jadranka Švarc, del Institute of Social Sciences de Zagreb, en el estudio The knowledge worker is dead.
¿What about professions, "la mitad de los 16,67 millones de nuevos puestos de trabajo creados entre 2000 y 2008 en la UE tienen condiciones laborales muy problemáticas, como salarios bajos, contratos temporales y empleos precarios con escaso contenido técnico”.
Pero no sólo se trata del tipo de empleos que se pueden conseguir, sino de la sensación de que la formación no protege de los vaivenes del mercado laboral. Los puestos asociados a una mayor vulnerabilidad, aun cuando requieran una formación elevada, generan mucha más insatisfacción entre los empleados, incluso si su contenido técnico ayuda a la autorrealización. El miedo a ser fácilmente reemplazados disminuye también la posibilidad de mejorar sus habilidades.