Los cambios en el mapa social del siglo XXI
En el primer capítulo del estudio Distribución de la renta, crisis económicas y políticas redistributi vas (Ivie y Fundación BBVA), su director, el profesor Francisco J. Goerlich ha identificado una serie de patrones en la evolución de la distribución d
La crisis económica
ha supuesto un descenso considerable en los niveles de vida de la sociedad española, medidos por la renta per cápita. Este descenso ha hecho retroceder a los hogares más de una década, situándolos en niveles de finales del siglo pasado, y previsiblemente tendrá efectos duraderos.
La evolución de los valores
medios esconde importantes diferencias. A nivel regional y aunque el descenso en la renta por hogar es generalizado, ya se observan comportamien- tos diferenciados, puesto que unas comunidades autónomas experimentan retrocesos mucho mayores que otras, e incluso alguna, como el País Vasco, parece no mostrar retroceso entre 2003 y 2013.
Para la distribución personal
de la renta, la crisis ha supuesto un importante crecimiento de las desigualdades. Estas se reflejan, fundamentalmente, en los estratos más bajos de renta, que han perdido las mejoras absolutas y relativas que lograron en el largo período de crecimiento que precedió a la crisis. Así, mientras en conjunto los estratos más elevados de renta mantienen en 2013 los mismos niveles que en 2003, los más desfavorecidos se han visto empobrecidos de manera considerable.
El aumento en las desigualdades
es generalizado a nivel regional, aunque de nuevo existe una importante heterogeneidad que hace que no todas las comunidades autónomas sean iguales, ni en nivel de renta per cápita ni tampoco en su distribución. Los datos muestran de forma inequívoca, sin embargo, que las comunidades con mayores niveles de renta tienden a presentar distribuciones más igualitarias.
Varios autores
han señalado recientemente que la desigualdad tiene un efecto negativo importante, y estadísticamente significativo, sobre el crecimiento económico futuro. Lo que parece ser más relevante en esta relación negativa es el gap de los estratos más bajos de renta, que tiene importantes efectos sobre la acumulación de capital humano, tanto en términos cuantitativos, años de escolaridad, como cualitativos, desarrollo de competencias y habilidades. Por todo ello, el enorme incremento de las desigualdades en tan corto espacio de tiempo, puede tener consecuencias en el largo plazo.